Israelíes y palestinos olvidan sus rencillas frente a un enemigo común: la falta de agua

  • Nada acelera más el proceso de paz entre dos adversarios que la amenaza de un enemigo común. En el caso de Israel, la Autoridad Nacional Palestina y Jordania el enemigo es la inminente crisis hídrica y la pérdida de agua del mar Muerto. Los tres países llevan años hablando de un plan coordinado para hacer una suerte de trasvase del Mar Rojo al Mar Muerto y acabar con el problema, pero ahora es cuando por fin están llevando a cabo estudios para ver qué posibilidades hay.
Israel, inmutable, planea más viviendas en Jerusalén Este
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Tom A. Peter | GlobalPost

(Ammán, Jordania). Mientras los tres gobiernos -Israel, Autoridad Nacional Palestina y Jordania- analizan la posibilidad de traer agua desde el mar Rojo -a 177 kilómetros- para rellenar el mar Muerto y abastecer de agua desalinizada a jordanos y palestinos, la población ve el proyecto no sólo como una solución a la escasez de agua sino como un símbolo de paz y cooperación.

Si bien el proyecto ha estado sobre la mesa durante décadas, es ahora cuando todas las partes involucradas parecen habérselo tomado realmente en serio, principalmente debido a la creciente crisis hídrica. Actualmente se están realizando estudios de factibilidad en los que se han invertido 15 millones de dólares (11,20 millones de euros).

Sin embargo, a medida que el proyecto cobra fuerza, los grupos medioambientales expresan su preocupación. Sostienen que las motivaciones políticas podrían obligar a los gobiernos a pasar por alto otras opciones menos arriesgadas.

"Es un tema demasiado político y la política no deja ver otras opciones que también podrían ser factibles", afirma Avner Adin, profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén y experto en suelos y recursos hídricos. Mientras describe el atractivo político del proyecto, Adin añade que "será un gran logro para el rey jordano y su Gobierno ya que llevarán agua al país. Desde la perspectiva israelí, un proyecto como éste podría ayudar a avanzar en el proceso de paz en la región y demostraría un enfoque humanitario de parte de Israel", sostiene.

Aunque aún no se decide la opción ganadora, la mayoría concuerda en que la situación está llegando a un estado crítico que requiere medidas cuanto antes. El Mar Muerto pierde agua con tanta rapidez que los complejos hoteleros de la zona tienen que invertir dinero permanentemente para ajustarse al retroceso de las aguas.

En sólo 20 años, el Mar Muerto ha perdido 30 metros y sigue bajando a un ritmo de un metro por año. Es lo suficientemente profundo como para no desaparecer por completo, pero si no se hace nada, algunos expertos creen que podría secarse de aquí a 50 años.

Por otra parte, Jordania afronta una severa crisis de abastecimiento de agua. Es el cuarto país del mundo con menos agua per cápita y un 92 por ciento de su superficie es de tipo desértica.

Israel tiene problemas similares, pero sus autoridades han decidido reforzar las plantas de desalinización en la costa mediterránea para cubrir la demanda de agua. Los defensores de la gran tubería del "Mar Rojo al Mar Muerto" sostienen que ésta resolvería ambos problemas.

Adnan Al-Zoubi, portavoz del Ministerio de Agua y Riego de Jordania, señala que incluso esperan que las constructoras e inmobiliarias aprovechen el proyecto para crear nuevas urbanizaciones en la zona, conocida como Wadi Araba, actualmente con escasa población. "Podemos hacer cualquier cosa en [Wadi Araba], convertirla en una región agrícola, en una zona turística o de servicios médicos", afirma Al-Zoubi, quien incluso se imagina hoteles con piscinas. "Si se lleva a cabo el proyecto, traerá paz [a Oriente Medio]".

Los grupos medioambientales advierten que las autoridades no han tenido en cuenta algunos temas cruciales debido al fervor que ha despertado el proyecto. Por ejemplo, la salinidad del Mar Muerto es diez veces mayor que la del Mar Rojo. En la actualidad se están estudiando las posibles consecuencias de mezclar estos dos tipos de aguas.

Existe la preocupación de que el agua del Mar Rojo flote como una capa por encima de la del Mar Muerto y aporte nuevas bacterias. La extracción de agua del Mar Rojo podría aumentar en medio grado centígrado la temperatura del golfo de Aqaba, lo que tendría serias consecuencias para la vida acuática.

Además, la zona de Wadi Araba es altamente sísmica. La ruptura de la tubería en caso de terremoto podría filtrar el agua salada hacia la capa freática que existe entre ambos mares. "No estamos en contra de este proyecto", afirma Abdel Rahman Sultan, subdirector de la oficina jordana de la organización ecologista Friends of the Earth en Oriente Medio. "Están preparando el proyecto sin la información suficiente y sin una justificación suficiente".

Sultan indica que debido a la situación de escasez de agua en Jordania, el país probablemente tenga que comenzar a desalinizar el agua de mar en un futuro cercano. Su preocupación es que se ha dado demasiado énfasis a la tubería del Mar Rojo al Mar Muerto antes de explorar otras opciones.

Los tres gobiernos insisten en que los estudios de factibilidad en curso analizan precisamente todas las opciones posibles. El Banco Mundial ha coordinado la financiación de estos estudios y si bien aporta recursos para otras opciones, reconoce que la alternativa de llevar agua de un mar al otro es la preferida.

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