La fiesta de jóvenes católicos en Cracovia no se detiene pese a ataque en Francia

La fiesta de los jóvenes católicos en Cracovia no se detuvo este martes pese al asesinato de un cura dentro de una iglesia en Francia, un acto que el papa Francisco condenó con fuerza la víspera de su llegada a Polonia para presidir la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).

"La JMJ es una gran fiesta y esperamos que el ataque en Francia no la vaya a ensombrecer", aseguró a la AFP el jefe de la agencia católica de información polaca KAI.

La noticia del ataque perpetrado este martes contra una iglesia en Normandía, durante el cual un sacerdote de 84 años fue degollado en una toma de rehenes, cayó como una ducha fría en Cracovia, ciudad a la que están llegando cientos de miles de jóvenes de todo el mundo para la gran fiesta de la juventud católica, entre ellos numerosos latinoamericanos.

Menos de dos semanas después del atentado en Niza, reivindicado por el grupo Estado Islámico, los franceses, entre la delegación más numerosa junto a la italiana y la española, quedaron consternados, literalmente choqueados.

"Estamos todos de duelo. Es inevitable. Hay que convertir la JMJ en la fiesta de la esperanza", confiesa la francesa Elisabeth, de 20 años.

"La fraternidad entre los pueblos es la única respuesta al terrorismo, debe ser la respuesta a la violencia", aseguró en Cracovia el arzobispo de Rouen, Dominique Lebrun, quien decidió regresar inmediatamente a su diócesis por el ataque.

"Llega lo indecible", comentó al ser informado del atentado dentro de una iglesia, localizada en el corazón de Europa, un acto comparable al asesinato del monseñor salvadoreño Oscar Romero en 1980 mientras pronunciaba la homilía.

"A los cristianos, en particular a los católicos, nos afecta directamente. Pero vamos a responder con la oración, no nos vamos a dejar aterrorizar", comentó el cura polaco Piotr Kontny.

La misma reacción de la joven peregrina italiana Camilla Ravaccia, de 17 años, quien vence el temor con "la oración", dice.

"Yo aquí en Cracovia me siento segura. Hay policía por todos lados, me siento protegida", asegura a la AFP mientras reconoce que pensó renunciar al viaje y fue gracias a su familia que decidió no perderse una experiencia tan importante.

"En cualquier lugar e instante puede haber atentados, como en los aeropuertos (...) Es con la oración que vamos a responder", reitera la joven, quien llegó con un grupo de italianos entusiastas, que cantan y ondean la bandera verde blanca y roja.

Le entrada de hombres armados con cuchillos durante la misa para tomar como rehenes a varias personas y asesinar a un sacerdote es algo inédito en Europa, que genera preocupación y también reflexión.

Benedetto di Bitonto, un seminarista que reside en Jerusalén, de 35 años, que acompaña un pequeño grupo de muchachos católicos israelíes, convive con ese temor.

"Es verdad que Europa no pasa por un buen momento. Pero nosotros no pensamos en los atentados, ni en el terrorismo. Venimos a Cracovia por nuestra fe, para reunirnos con jóvenes de otros países", afirma.

En una nota oficial, el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi admitió que están "preocupados" por el atentado que se produce después de una cadena de ataques perpetrados durante los últimos días.

"Es una noticia terrible, que se suma desgraciadamente a una cadena de violencia que, estos últimos días, nos ha perturbado, creando un inmenso dolor y suscitando una viva preocupación", escribió en una nota.

Para evitar todo riesgo de atentado terrorista durante la JMJ de Cracovia, del 27 al 31 de julio, la ciudad, con un imponente y hermoso casco histórico declarado por la Unesco patrimonio de la Humanidad, ha sido blindada.

Unos 20.000 policías, además de varios helicópteros, junto con bomberos, agentes de protección y guardas fronterizos, garantizan la seguridad con un presupuesto de cerca de 23 millones de euros.

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