El cambio de Ana Julia Quezada: nueva imagen y lágrimas en el banquillo

Ana Julia Quezada
Ana Julia Quezada
EFE

Un año después de que Ana Julia Quezada confesara la muerte del pequeño Gabriel en la finca de Rodalquilar (Almería) se inicia el juicio en el que la acusada podría convertirse en la primera mujer condenada a prisión permanente revisable. Quezada llegó este lunes al banquillo con un cambio físico notable, mostrando una  imagen que dista de la que recuerda la sociedad española de aquellos once días de búsqueda de Gabriel Cruz: más delgada, con el pelo liso y sin gafas, pantalón y camiseta blancos con una chaqueta azul. Entró con las esposas en las manos, que le retiraron después de que asegurase que permanecería "en calma". Las cambió por un pañuelo que le facilitó su defensa y con el que se secó constantemente las lágrimas. 

Ana Julia Quezada rompe a llorar
Rompe a llorar cuando entra el jurado

En algún momento dejó ver una leve sonrisa al hablar con su defensa. El resto de sus gestos fueron muecas de desacuerdo o de disgusto al escuchar algunas de las declaraciones de la Fiscalía y la acusación particular: Gabriel pudo pasar hasta una hora agonizando. Quezada rompió a llorar por primera vez cuando las siete mujeres y los dos hombres que deben dirimir su culpabilidad accedieron a la sala. 

Todo parece estar pensado para que Ana Julia 'cause' buena impresión. Los colores de su ropa parecen elegidos para dar sensación de inocencia, aseguran los expertos en Antena 3. Cuando abandona la prisión en la que convive en una celda de once metros cuadrados con una presa de confianza, casi aislada después de un enfrentamiento con otra reclusa, Quezada lo hace casi sin levantar la vista del suelo. Así llegó poco antes de las nueve de la mañana escoltada por dos agentes de la Policía Nacional a la Audiencia de Almería, donde se celebra un juicio en el que este martes se la escuchará declarar. En principio responderá a todas las preguntas y todo apunta a que insistirá en que ella acabó con la vida del pequeño Gabriel por accidente.

En esa línea su defensa, ejercida por el letrado Esteban Hernández, ha mantenido que "no quería matarle sino acallarle" y ha sostenido que si estaba "todo planeado", como afirman las acusaciones, "fue una chapuza enorme". Hernández también ha apelado a la "cordura y ecuanimidad" del jurado y ha trasladado la necesidad de que se haga "justicia, que no es venganza". 

Este lunes, Quezada comenzó el juicio con lágrimas en los ojos, mientras la fiscal solicitaba incorporar dos pruebas: un reportaje fotográfico de la zona en la que desapareció Gabriel, realizada por el Laboratorio de Criminalística, y la evaluación económica de la búsqueda.

La fiscal Elena Fernández aseguró en la primera jornada del juicio que el niño, de tan solo ocho años y que perdió la vida el 27 de febrero de 2018, "no tuvo opción alguna de salir con vida de aquella finca", a la que fue en coche con su presunta asesina. Tildó de "incuestionable" que Quezada "le causó la muerte" de forma independiente a las circunstancias que pueden provocar una sentencia por asesinato u homicidio. De hecho, "actuó con claro ánimo de ocasionar la muerte a Gabriel, de modo deliberado y consciente, a sangre fría, con desprecio de la vida del menor, de forma impredecible y que anuló por completo la capacidad de reacción de Gabriel, quien no podía esperar de ninguna manera que el ataque fuera a proceder de la pareja de su padre, una persona que le generaba confianza por formar parte de su entorno".

Sobre su comportamiento en los días posteriores a la 'desaparición' del niño, la fiscal reprochó la "sobreactuación en los medios" de la acusada, en los que mostró un "estado de aflicción compungida y falsario" en manifestaciones, "alentando los ánimos de los padres". "Pensamos que el impacto emocional de ese comportamiento en el estado de conmoción emocional, de angustia e incertidumbre de Ángel Cruz y Patricia Ramírez, permite acusarla de dos delitos de lesiones psíquicas por su absoluto desprecio a su estado", asegura.

El niño pudo salvarse

Por su parte, el abogado de la famila, Francisco Torres,  consideró "inaceptable" la tesis sostenida por la defensa de que fue una muerte "accidental" ya que Gabriel "estuvo cerca de una hora con posibilidad de salvarse de haber habido una simple llamada" y expresó ante los miembros del jurado popular que su sensación es que "lo quiso descuartizar". Durante su relato aseguró dureza que Quezada "lo apalea, lo ve balbuceando, con vómito y, ahí, lo asfixia". También añadió que si "su pretensión era asfixiarlo, no le da la somanta de palos que le dio durante una hora".

Por su parte, la acusación particular afirmó que Ana Julia Quezada mató a Gabriel Cruz "porque le estorbaba" y apuntó también un "móvil económico" ya que sabía que la abuela paterna del menor "tenía dinero". "Le incomodaba la relación de Gabriel con su padre, lo que le llevó a un total desprecio por la vida de un niño de ocho años y es absolutamente incomprensible", señaló para añadir que "no cabe tanta maldad, ni hacer tanto daño".

Para la sesión de este martes está previsto que, además de la acusada, presten declaración como testigos a puerta cerrada los padres de Gabriel, su abuela y una prima del menor. Asimismo, se ha programado la declaración de otras seis personas, entre ellas la expareja de Ana Julia, su hija y algunos vecinos de la zona de Las Hortichuelas donde desapareció el menor el 27 de febrero de 2018.

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