Kirguistán está lejos del peligroso avispero de las ex repúblicas soviéticas del Cáucaso

  • Kirguistán puede dar hoy un importante paso para poner fin a la inestabilidad que vive el país desde la expulsión del presidente Bakíyev y los recientes enfrentamientos étnicos. Hoy vota en referéndum una reforma constitucional para dotar de más representatividad a su Parlamento. Aunque continúa el temor a que la inestabilidad persista y contagie a los países vecinos, la situación en las ex repúblicas soviéticas de Asia Central no es comparable a los peligros del Cáucaso.

Los soldados votaron el viernes en Osh (Kirguistán) en el referéndum para la nueva constitución
Los soldados votaron el viernes en Osh (Kirguistán) en el referéndum para la nueva constitución
Efe

Los enfrentamientos étnicos y la inestabilidad vivida en Kirguistán desde las revueltas que provocaron el derrocamiento del presidente Kurmanbek Bakíyev el pasado mes de abril acusado de corrupción y nepotismo el pasado, pueden vivir hoy un punto y aparte.

Los kirguises votan en referéndum la reforma constitucional propuesta por el nuevo Gobierno provisional de Roza Otunbayeva, por el que básicamente se otorgaría mayor representatividad parlamentaria a todos los grupos políticos.

Además, la mayoría de los 100.000 refugiados de Kirguistán que huyeron a la vecina Uzbekistán desde que estalló la violencia étnica hace unas tres semanas han regresado o están regresando a su antiguo lugar de residencia, según informó la ONU este viernes.

"Aunque las condiciones quizá no sean seguras para celebrar el referéndum, el nuevo Gobierno lo necesita para reafirmar su legitimidad y eliminar de raíz las bazas que pueda tener Bakíyev", indica Nicolás de Pedro, investigador del Centro de Estudios Internacionales de Barcelona (CIDOB) y experto en Asia Central.

"Será muy útil ver qué dice la misión de electoral que ha mandado la OSCE [Organización para la Seguridad y Cooperación para Europa]. Dará la clave de cómo ha sido la consulta. Y si se aprueba la nueva constitución, pasará de ser una república presidencialista a una parlamentaria, con representantes suficientes de todos los partidos que concurran".

Las aguas volverían así no sólo a su cauce, sino que Kirguistán avanzaría en su aún joven y carente sistema democrático. Aunque los activistas favorables al depuesto presidente Bakíyev no renunciarán tan fácilmente a reclamar que vuelva, el proceso no volverá atrás y la seguridad de la región de Asia Central probablemente no se verá afectada por los problemas en Kirguistán.

Afganistán es el mayor problema

"Es una zona potencialmente volátil en conflictiva, pero en este momento la situación es estable", asegura de Pedro.

Kirguistán está rodeada por otras cuatro ex repúblicas soviéticas: Tayikistán, Turkmenistán, Uzbekistán y Kazajstán –"la más estable" según el investigador del CIDOB. Kazajstán es rica en petróleo, gas natural y uranio, Uzbekistán también es autosuficiente en términos energéticos y Turkmenistán es autosuficiente en gas natural, mientras que Kirguistán únicamente le sobra el agua, explica de Pedro.

Pero la vecina Afganistán supone un problema "grave" para estos países "por dos razones fundamentales: las incursiones de grupos armados vinculados a Al Qaeda y por el tráfico de heroína que transita por Asia Central provocando problemas de salud y corrupción con funcionarios implicados".

La buena noticia es que los problemas étnicos y la influencia de terroristas islamistas en Kirguistán son mínimos en comparación con los que vive el avispero del Cáucaso. Nicolás de Pedro subraya que ambas zonas, a pesar de representar igualmente a antiguas repúblicas soviéticas, contienen una casuística muy distinta.

El Cáucaso vive en continua alerta de guerra

Aquí las tensiones están claramente más a flor de piel, aunque ya es una situación tan habitual que no recibe la atención de los medios.

En el Cáucaso hay que hablar de dos regiones distintas: las repúblicas autónomas que siguen formando parte de la Federación Rusa en el Norte del Cáucaso, como Chechenia o Ingushetia, y las tres repúblicas ex soviéticas del sur: Georgia, Armenia y Azerbayán.

"La situación en el norte está muy difícil, con terrorismo y conflictos entre grupos paramilitares que representan a las diferentes etnias y gobiernos. Cada día hay asesinatos de grupos paramilitares o policías; y también muchos secuestros", Natalia Shapolapova, analista de la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo (FRIDE). "Allí la situación está definida por conflictos étnicos, por que la URSS no siempre tuvo en cuenta a los distintos pueblos [a la hora de dividir el territorio]".

La presencia de los islamistas radicales en la región complican las cosas, pues "implican a gente joven que habían perdido a familiares en enfrentamientos entre grupos paramilitares y el gobierno", cuenta Shapolapova recordando el doble atentado de dos viudas negras que en marzo dejaron 39 muertos en el metro de Moscú.

En las ex repúblicas del sur del Cáucaso, tampoco existe más seguridad. "Georgia siempre vive en espera de guerra. Armenia y Azerbayán entre ellos también", asegura la experta en el Cáucaso.

Kirguistán y los países que lo rodean están lejos de llegar a esta situación.

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