La ANECA cree injusto cuestionar el rigor de la acreditación del profesorado

  • El director de la ANECA, Rafael van Grieken, rechaza las críticas del reciente informe de expertos para la reforma universitaria, ve desacertado cuestionar el trabajo de las comisiones de acreditación de profesorado universitario y defiende la neutralidad y transparencia de su actividad.

Madrid, 25 feb.- El director de la ANECA, Rafael van Grieken, rechaza las críticas del reciente informe de expertos para la reforma universitaria, ve desacertado cuestionar el trabajo de las comisiones de acreditación de profesorado universitario y defiende la neutralidad y transparencia de su actividad.

En declaraciones a Efe, el máximo responsable de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) considera la relevancia del documento citado por la calidad académica de los autores -nombrados por el Ministerio de Educación-, pero rechaza las acusaciones de opacidad y secretismo que se vierten contra el procedimiento de acreditación.

Éste sirve para comprobar que un candidato reúne previamente unos requisitos mínimos de formación y experiencia docente e investigadora para optar posteriormente a plazas de funcionario de profesor titular y catedrático que convoquen las universidades públicas.

El informe recomienda, con la discrepancia de dos de los nueve expertos, la elección del profesorado a través de dos vías: acreditaciones públicas nacionales para titulares y catedráticos -perdiendo ANECA sus competencias- y contratación "directa e indefinida" de doctores españoles y extranjeros.

Van Grieken no objeta que los baremos de acreditación vigentes sean más o menos adecuados ni que "probablemente" haya que cambiarlos, pero le parece "bastante injusto" que se discuta si los evaluadores aplican tales criterios con diligencia.

"El informe no refleja la realidad del trabajo que se hace aquí", lamenta el director de ANECA, quien insiste en que las normas de acreditación -reguladas por la legislación-, la composición de las comisiones de evaluación y los currículos de sus miembros (profesores universitarios) son públicos.

Los miembros son elegidos por sorteo público entre todos aquellos que cumplan al menos dos o tres sexenios de investigación, según sean profesores titulares o catedráticos.

Después, el Consejo de Universidades -no ANECA ni el Ministerio, subraya- designa quién ocupa las vacantes entre cinco propuestas de los elegidos por ese sistema.

Ha elogiado el esfuerzo y dedicación de los miembros de las comisiones, que se renuevan por tercios cada 18 meses, lo que también contribuye a reforzar la neutralidad del procedimiento, ha resaltado.

Además, los solicitantes de la acreditación disponen de varias instancias para reclamar contra una eventual evaluación negativa, ante la misma comisión evaluadora, o una distinta si el Consejo de Universidades admite que se revise el expediente.

"En ese circuito hay todas las garantías jurídicas que se pueden exigir", enfatiza Van Grieken.

Admite como único punto de posible opacidad los informes anónimos que dos expertos externos emiten previamente sobre cada petición de acreditación, aunque no son vinculantes, matiza, para la decisión final de la comisión, que es "soberana".

Argumenta que ese anonimato también se aplica como necesario en la evaluación de proyectos científicos, según las previsiones de la Ley de la Ciencia, algo "bastante aceptado y generalizado" en los ámbitos de generación de conocimiento.

Preguntado por si la acreditación mide adecuadamente la calidad docente e investigadora de los candidatos, responde que el objetivo no es determinar el nivel de excelencia de los candidatos ni se les pone una nota determinada.

"Te acreditas o no, esa es la realidad. La acreditación no es más que el cumplimiento de unos mínimos fijados por expertos académicos en cada uno de los ámbitos científicos" para poder ser profesor titular o catedrático, explica.

Y esos estándares que hay que superar para ser acreditado son el resultado del trabajo de "muchos años" de personal de ANECA, de profesores titulares y catedráticos que los han fijado.

Esta "acreditación de mínimos" es una "buena referencia" para buscar las "homogeneidad" entre sistemas universitarios dispersos.

En este sentido, ha cumplido su misión "razonablemente", pero la función de la acreditación, insiste, "no es seleccionar a los excelentes, sino pasar el filtro de la mínima calidad" que se exige a alguien que quiera presentarse a los concursos universitarios de profesorado en competencia con otros candidatos.

También niega que la acreditación promueva la endogamia en sí misma y añade: "El problema es que en algunas ocasiones ese cumplimiento de mínimos se ha interpretado como que te da derecho a lo que sería una plaza como profesor (en una universidad concreta), pero son dos cosas claramente diferenciadas".

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