La desaparición de niños y la separación de las familias: el otro drama de los refugiados

    • Algunas fuentes cifran en centenares los niños refugiados que desaparecen a su llegada a la Unión Europea.
    • Organizaciones como la Cruz Roja han organizado un sistema para intentar unir familias separadas en su camino hacia Europa.
Hungría cierra el punto de entrada para los refugiados
Hungría cierra el punto de entrada para los refugiados

La crisis de refugiados en Europa se nutre de miles de historias dramáticas. El traumático abandono del país, las condiciones de la recepción y las dificultades para establecerse en la meta deseada no son los únicos problemas. A todos estos inconvenientes se unen las desapariciones de los niños de sus familias, unos casos que no pueden ser tratados adecuadamente, debido al colapso de las autoridades receptoras de estos migrantes.

La marcha del país ya de por sí resulta una experiencia desgarradora, sin embargo, la separación de familias y la desaparación de niños suponen un drama sin rostro, escondido entre las miles de cifras que aparecen cada día en las noticias. Entre ellas, han pasado desapercibidos cifras tan alarmantes como loshasta 5.000 niños desaparecidos en los primeros seis meses del añoa su llegada a las costas italianas.

Las desapariciones de menores no parecen preocupar demasiado a las autoridades europeas, más centradas en hacer frente a la avalancha de refugiados, que a los casos concretos. Sin embargo, el problema supone varios dramas paralelos. Por un lado, detrás de estas desapariciones puede haber mafias, deseosas de secuestrar niños para redes de prostitución o incluso para el tráfico de órganos.

En la habitual meta, Alemania, se habla de muchos menos desaparecidos. Aún así, se cuentan por decenas. A pesar de que a sus fronteras hayan llegado unos 300 niños refugiados sin la tutela de un adulto, los casos de desapariciones 'se reducen' a un centenar en los primeros seis meses del año.

Sin embargo, el gran drama se encuentra en los caminos que llegan hasta la Unión Europea. Una vez pasadas las fronteras comunitarias, el control resulta algo más exhaustivo - todo lo que permite una avalancha de estas características -. Sin embargo, el paso por zonas más conflictivas o con menos medidas de seguridad suponen un auténtico infierno para las familias, que se ven muchas veces obligadas a separarse sin saber si llegarán a la meta... o si volverán a verse.Las familias dispersas

En el camino hacia un lugar más seguro, lo más fácil para una familia resulta separarse. Durante las semanas o meses de camino hacia Europa, los migrantes no podrán tener noticias de su familia. Su llegada a sus metas no solamente supone el alivio por intentar ganarse el estatus de refugiado, sino que también puede calmar la ansiedad viendo si su familia ha corrido buena suerte. En Alemania se habla de unas 700 familias con miembros en distintas partes del país. Esta cifra supone que siguieron adelante en el camino hacia su meta, a pesar de que el camino les separó de sus seres más queridos. Y además, resulta imposible saber todas las que se quedaron en el camino hacia Alemania.

Hay casos con final feliz, pero son los menos. En los medios germanos ha salido a la luz el caso de un adolescente afgano que se separó de su familia al llegar a Turquía, cuando se dirigían a Alemania. Ambas partes se dividieron sin la posibilidad de saber la una de la otra. Después de realizar el azaroso camino, el joven se dirigió a la policía en Múnich, donde explicó su caso. Finalmente, el joven logró encontrar la pista de su familia, que se había vuelto a Afganistán, sin completar su fuga del territorio.

Aunque con un sabor agridulce, este caso se resolvió gracias a la ayuda de las autoridades y al empleo de Trace the face, una red implementada por la Cruz Roja y por otras organizaciones. En ella se introduce la foto del desaparecido y a través de una base de datos on line, se puede intentar tender puentes entre ellos. Una escasa ayuda, teniendo en cuenta las dificultades para poder conectarse a la Red entre estos migrantes.

En esa web, decenas de fotos miran al usuario con sutiles textos como "busco a mi hermano" o "busco a mi hijo". Una simple imagen que no va acompañada de nombre, sino de un enlace para dar información si se tiene. Un mecanismo frío, aunque no menos que el trato que muchas veces recibn los refugiados.

Aunque poca, la ayuda puede bastar en algunos casos. Sin embargo, al igual que en otros aspectos de la llegada de los refugiados, en Europa faltan manos para hacer frente a este vasto drama.

Mostrar comentarios