Procedimientos concursales, EREs...

El parón por el virus condena al cierre a una tercera parte de las clínicas privadas

Fotografía de dos médicos tratando a una paciente por coronavirus.
Fotografía de dos médicos tratando a una paciente por coronavirus.
EFE.

El sector de la medicina privada va a tener muchas dificultades para afrontar su desescalada particular en medio de la pandemia de coronavirus. La casi nula actividad que han tenido por haberse visto obligados a atender tan solo urgencias o a cerrar debido a que ninguno de sus pacientes acudía a consulta por el confinamiento han provocado una caída dramática de su facturación. Hasta el punto de que se prevé que cierren el 30% de estos centros, según confirman fuentes de este ámbito a La Información. Un panorama dantesco del que no solo responsabilizan al ineludible Covid-19, ya que defienden que gran parte de culpa la tienen las empresas aseguradoras, que son las principales fuentes de ingresos de estos negocios por atender a sus asegurados, ya sea a través de grandes clínicas o de la de un autónomo. Y a las que acusan de haber dejado de abonarles lo que les corresponde debido a que no han estado atendiendo a sus clientes. Unos reproches que las firmas niegan, al señalar que han destinado fondos a ayudar a sus prestadores de servicios. 

El proceso al que se enfrentan estos centros, que suelen estar liderados por especialistas en distintos campos de la medicina, va a estar plagado de obstáculos. Como señalan las fuentes del sector consultadas, muchas de estas clínicas reabrieron este 4 de mayo tras haber clausurado su actividad temporalmente por no tener trabajo. Pero esto no significó que tuvieran citas previstas o que los pacientes reclamasen sus servicios. Apenas una décima parte de quienes acuden en un día normal se reencontraron con su médico. Lo que, según afirman desde el sector, evidencia que la gente prefiere mantener el confinamiento.

Este escenario no es el peor al que se enfrentan los doctores, que o son autónomos o cotizan a través de una sociedad. Y es que los que han podido abrir son los que tienen el trozo de pastel menos malo. Hay clínicas que ni han reabierto debido a que no pueden cubrir costes o no tienen la liquidez suficiente para pagar a sus empleados. Esto ha abocado a que ya se hayan iniciado los trámites para llevar a cabo EREs e incluso se han dado casos de solicitud de concurso de acreedores por una insolvencia sobrevenida tras dos meses sin ingresos de ningún tipo. Salvo en los casos de aquellos que hayan atendido urgencias, se hubieran podido mantener activos por sí solos o trabajando en algún otro hospital privado durante las peores semanas de la crisis sanitaria.

Pero no solo el virus tiene la culpa. Según señalan las distintas fuentes de las clínicas privadas consultadas por este diario, las empresas aseguradoras les han dado de lado. Su queja es que, al no atender pacientes, han dejado de abonarles los honorarios que les corresponden. Es decir, aseguran que no se han preocupado por ellos dada la situación sanitaria, a pesar de que los médicos de ejercicio libre conforman el cuadro médico de estas aseguradoras, que salvo alguna excepción no tienen clínicas u hospitales propios, insisten desde el sector. Algo que ha ocurrido incluso, como denuncia este ámbito de la salud, cuando sus ingresos han caído en estas semanas casi el 90%. "Les pedimos que se corresponsabilizaran de la situación. Y no lo hicieron. Esto ha provocado que haya un sector de seguros de salud que se esté beneficiando mientras la otra parte cae en picado", resaltan las mismas fuentes.

El objetivo de los médicos privados es ahora acabar con esta situación que a su parecer es discriminatoria. Algo que se produce por una supuesta competición de las empresas para captar clientes a través de ofertas de pólizas muy baratas. Unas tarifas que, según los médicos de la privada, están muy por debajo de lo que se requeriría para permitir a un cliente acceder a ciertos doctores. Lo que supone, siempre según estas fuentes, haber fomentado que ese coste tan bajo se traslade a los honorarios que sus médicos cobran por ver a los pacientes que contratan el seguro. Situación que definen como "burbuja sanitaria". "Aquí la víctima es el médico. Y ya nos vamos a plantar para que no continúe esto así. Si no atendemos nosotros, la sanidad pública no tiene capacidad para asumir nuestro volumen", advierte un especialista afectado.

La postura de las empresas

Las aseguradoras ven todo lo ocurrido durante la crisis de una manera totalmente distinta. Fuentes de estas compañías califican de "esenciales" a estas clínicas, que hacen las veces de sus proveedores. Pero aseguran que no podían afrontar un 'rescate' a este sector porque es ilegal negociar conjuntamente con todas ellas, en base a las leyes de Competencia. "La relación tiene que ser individual, y además es distinta, ya que algunos son empleados de manera habitual y otros de manera esporádica", explican fuentes de una de las aseguradoras con más volumen de clientes. Además, las firmas recuerdan que ellas también han perdido con esta crisis, debido a que no han vendido en estas semanas y a que muchos de sus clientes en ERTE o que directamente han perdido su trabajo no pueden pagar las pólizas.

Las aseguradoras defienden además que han lanzado medidas para ayudar a que sus cuadros médicos no se encuentren sin ningún ingreso. La fórmula elegida ha sido la de lanzar fondos de apoyo para estos prestadores de servicios, que están respaldados por varias firmas. A consulta de este diario, las principales firmas manifiestan estar ayudando todo lo que pueden a las clínicas privadas y rechazan polemizar. Desde ASPE, la patronal de las consultas privadas, aseguran que estas ayudas económicas son líneas de financiación para actividad futura. Es decir, les adelantarían el pago de unas facturas por un trabajo futuro que no volverían a cobrar. Mientras, la patronal aseguradora, Unespa, señala que no se inmiscuye en las negociaciones de sus representados con el sector.

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