La peregrinación judía a la "Ghriba" cobra un nuevo impulso esta primavera

  • Los judíos tunecinos comienzan hoy la celebración de la peregrinación anual a la "Ghriba" que cada primavera los reúne en la bimilenaria sinagoga de la isla de Yerba.

Miguel Albarracín

Túnez, 25 abr.- Los judíos tunecinos comienzan hoy la celebración de la peregrinación anual a la "Ghriba" que cada primavera los reúne en la bimilenaria sinagoga de la isla de Yerba.

Una tradición que tras la caída del presidente Zin el Abidín Ben Ali, en enero de 2011, parece vivir un renovado impulso.

"Con los nuevos aires de libertad que ha traído la Primavera Árabe, iniciada en Túnez, ahora podemos reivindicar y proteger por nosotros mismos la memoria, la cultura y el patrimonio que los judíos tunecinos hemos desarrollado aquí", asegura a Efe el presidente de la asociación para la conservación del patrimonio judío tunecino "Dar al dikra", Yacob Leluch.

El presidente de la comunidad judía de Yerba, Perez Trabelsi, por su parte, indica a Efe que este año ya ha llegado a la isla un primer grupo de 450 peregrinos y que se prevé la llegada de otro grupo de europeos.

Con manifiesta alegría, Trabelsi comenta que las autoridades han desplegado un amplio dispositivo de seguridad en toda la isla y en las inmediaciones de la gran sinagoga, donde cientos de peregrinos practican cada año los antiguos ritos judíos en un ambiente festivo.

"Deseamos -añade- que no ocurra ningún incidente ni que haya agresiones para que el año que viene venga más gente a la isla", que aún sufre las secuelas del atentado que en 2002 causó 21 muertos (14 alemanes, 5 franceses y 2 tunecinos).

El presidente de "Dar al dikra" (Casa de la memoria) subraya a Efe que "la protección del patrimonio debe ser un puente para los jóvenes".

La asociación, apoyada por tunecinos judíos y musulmanes con "espíritu laico y moderno" ha inaugurado recientemente un pequeño museo en La Goleta, a 16 kilómetros al norte de la capital, donde, como dice Leluch, tunecinos de las tres religiones monoteístas viven en "armonía y mezclados con un espíritu de convivencia" desde hace siglos, añade.

La música, la gastronomía, la arquitectura o la lengua árabe ocupan un lugar destacado en el pequeño museo, que espera la visita de los cientos de peregrinos de la Ghriba, para que puedan descubrir el "patrimonio plural" del país que abandonaron.

El empresario Alain Sfez comenta con cierta nostalgia que "las cifras oficiales fijan en 1.500 los miembros de la comunidad, la mayoría repartidos entre Túnez capital y Yerba.

Sfez explica que de las 30 sinagogas abiertas al culto hasta mediados del siglo pasado, hoy sólo quedan dos en la capital, una en La Goleta, seis en Yerba y otra en la ciudad turística de Susa.

Además, subraya que solo un restaurante de cocina "cosher", "Mamá Lyly", sigue abierto en La Goleta.

Como cada primavera, el empresario se ha preparado para acudir a la "Ghriba" porque, según explica, "es la única manera de saludar y seguir la evolución de amigos de la infancia cuyas familias abandonaron Túnez en 1962 cuando se materializó la independencia de Francia o en 1967, cuando estalló la "Guerra de los seis días".

"De los 50.000 tunecinos que se fueron, la mayoría se instaló en Francia y sólo una pequeña minoría se fue a Israel. Los que quedamos, seguimos viviendo sin problemas especiales, porque todo el mundo sabe que somos tunecinos ante todo y compartimos las mismas alegrías o los sinsabores cotidianos, sin distinción", cuenta el empresario.

Sfez afirma animado que "la Primavera Árabe, que ha dado la oportunidad para que cada individuo asuma su propia responsabilidad, ha traído nuevos retos al país. Ahora es el momento de que todos ayudemos a que se recupere la seguridad, el comercio y el turismo, inquietudes que compartimos todos los tunecinos".

Sobre las cada vez más extendidas agresiones de extremistas musulmanes, Sfez considera que "aunque parezca una paradoja, los salafíes han agredido más símbolos musulmanes que de otras religiones. Más de 100 mausoleos de santones sufíes han sido asaltados, quemados o destrozados, mientras que sólo se ha registrado un percance en el cementerio judío de la ciudad de Susa".

El descendiente de la saga familiar de los Sfez, que se instalaron en Túnez en el año 1.500 como comerciantes de cereales, considera que su principal preocupación es "que la transición política acabe y se instale una verdadera democracia".

Mientras tanto, sólo espera llegar a la isla de Yerba para compartir unas copas de "buja", un licor a base de higos o dátiles, con los amigos que llegan del extranjero, y asistir a la procesión de la Torah que abre esta particular romería milenaria.

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