Tiene 116 años, nació en Alabama y es -desde el 17 de junio de este año- la persona más vieja del mundo. ¿Los secretos de su longevidad? Muchos, entre ellos uno que no gustará a los responsables de la Organización Mundial de la Salud: desayuna bacon todos los días.
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Susannah Mushatt Jones ha recibido múltiples homenajes, entre ellos el de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, "por su destacada vida de logros excepcionales a lo largo de tres siglos" (ella nació el 6 de julio de 1899).
Uno de estos logros ha sido sin duda mantenerse viva a pesar de las muchas dificultades que se ha visto obligada a enfrentar. Por ejemplo, ser de raza negra en un estado que solo pocas décadas antes había conseguido desembarazarse de la esclavitud, pero no de la marginación y la pobreza para la gente de color.Descendiente de esclavos
Fue la tercera de once hermanos, hijos de dos recolectores de algodón en unos campos en donde al menos uno de sus antepasados había trabajado como esclavo.
Recolectó algodón de joven, pero pronto quiso buscarse un destino menos fatigoso que el de sus ancestros. Consiguió estudiar, se graduó en la High School y trató de matricularse en una universidad para llegar a ser profesora. Como sus padres no pudieron pagarle los estudios, se trasladó a Nueva York, donde realizó varias ocupaciones para ayudar a muchos de sus familiares.
De una magnanimidad fuera de lo común, empleó parte de sus sueldo para que jóvenes afroamericanos pudieran estudiar. Se jubiló en 1965, y desde entonces vivió con una sobrina, a la que ayudó a criar a su bebé.El bacon hace mejor el día
La periodista Melia Robinson, de la web Bussiness Insider, la visitó el pasado mayo en una residencia de ancianos del neoyorkino barrio de Brooklyn. Cuando llegó, Susannah ya se había terminado el bacon de su desayuno, una costumbre a la que incluso había dedicado un mensaje revelador que presidía enmarcado en su cocina: "El bacon hace que el día sea mejor".
A este trozo de carne diaria, costumbre muy denostada después de las revelaciones de la OMS, atribuye la persona más vieja del mundo uno de los secretos de su longevidad. Pero no es el único.
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Según contó su sobrina, la persona que ahora cuida a Jones, su tía no probaba el alcohol y era una persona moderada: nada de fiestas ni drogas, aunque con una propensión notable al trabajo. ¿Sus caprichos? Ropa interior de encaje, algo que sorprendió y divirtió a sus médicos. Pero lo más importante fue la el cariño que siempre le brindó su familia.
La visita de la reportera estadounidense duró poco. Habló más con la sobrina que con la protagonista, que estaba adormilada. Pero duró lo suficiente para comprobar cómo, al pronunciar la palabra "bacon", Susannah despertaba de su letargo: ¿Tienes hambre", le preguntó su sobrina. "¿Qué hay para comer", preguntó.
Se escuchó una palabra celestial: "Bacon".
Entonces Susannah Mushatt Jones, la brava mujer de 116 años, se levantó de la cama y preguntó: "¿Dónde está?".
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