La Sábana Santa se expondrá al público 10 años después

La Sábana Santa volverá a estar expuesta al público del 13 de abril al 10 de mayo en Turín, y entre el millón de personas que han hecho reserva para verla a través de la web www.sindone.it, está el papa Benedicto XVI, que acudirá a verla 'Síndone', como también es conocida, el próximo 2 de mayo. Ese mismo domingo, el Pontífice oficiará también una misa solemne en la céntrica plaza de San Carlos y visitará el centro sanitario del Cottolengo.

La Sábana Santa permanece custodiada en el templo turinés desde 1694 y fue expuesta al público por última vez en el año 2000, con motivo del Año Santo jubilar.

En 1998 también se expuso y el papa Juan Pablo II acudió a Turín para venerarla.

Durante la próxima primavera se espera que dos millones de visitantes, entre peregrinos y turistas, acudan a Turín para contemplarla, según señalaron hoy en Roma los organizadores de la Ostensión, la diócesis de Turín y el ayuntamiento de la capital piamontesa.

Más de un millón de personas han solicitado ya reservas para visitar la 'Síndone', de las que 60.000 proceden de fuera de Italia, precisaron los organizadores.

De España ya han llegado 5.500 solicitudes y alrededor de 2.000 proceden de América del Sur.

Para facilitar la visita a los fieles, se ha establecido un recorrido especial en el interior del templo, que permitirá observar la Sábana Santa desde tres niveles distintos, y 4.000 voluntarios prestarán su ayuda en las tareas de organización.

La exposición a los fieles de la "Síndone" fue autorizada hace dos años por el papa Benedicto XVI como una ocasión "más que propicia para contemplar ese misterioso rostro, que silenciosamente habla al corazón de los hombres invitándoles a reconocerse en el rostro de Dios".

La Sábana Santa está considerada una de las reliquias más famosas y discutidas de la Cristiandad. Mide 4,39 metros de larga y 1,15 de ancha.

Comienza su historia en 1353

De ella se tienen noticias desde 1353, cuando una tela de lino que supuestamente sirvió de mortaja a Cristo apareció en Lirey (Francia), llevada, presumiblemente, por los cruzados que estuvieron en Tierra Santa.

Un siglo después llegó a manos de los duques de Saboya, que la custodiaron en Chambery. En 1532 resultó dañada por un incendio y en 1694 fue trasladada a la capilla del Duomo -la catedral- de Turín.

Las pruebas para demostrar si de verdad envolvió el cuerpo de Cristo comenzaron en 1898, después de que un fotógrafo turinés hiciera una foto al lienzo y en el momento del revelado se diera cuenta de que las imágenes negativas representaban el cuerpo y la cara de un hombre crucificado según contaban los Evangelios.

En 1989 fue sometida a la prueba del carbono 14 en tres laboratorios de Suiza, Estados Unidos y el Reino Unido, que establecieron que era un tejido de entre 1260 y 1390.

Un científico dijo haber creado una réplica

Se da la circunstancia de que un proefsor de química orgánica de la universidad de Pavia, en octubre del año pasado, presentó una réplica de la sábana santa que había fabricado para desmontar la validez del sudario, algo que ya había logrado el carbono 14.

"Hemos demostrado que es posible reproducir algo que tiene las mismas características", dijo Luigi Garlaschelli, antes de presentar los resultados en una conferencia sobre lo paranormal este fin de semana en el norte de Italia.

Garlaschelli explicó su método: Situó una sábana de lino sobre un voluntario y luego lo cubrió con unpigmento que tenía restos de ácido. Para la cara se utilizó una máscara. El pigmento fue envejecido artificialmente calentando la tela en un horno y lavándolo, un proceso que lo eliminó de la superficie pero dejó una imagen poco definida similar a la del sudario. Se cree que el pigmento en la Sábana Santa original se evaporó naturalmente a lo largo de los siglos. Después añadió las manchas de sangre, agujeros con fuego, decoloración por agua y quemaduras para lograr el efecto final.

La Iglesia Católica no afirma que la Sábana Santa sea auténtica o que sea un asunto de fe, pero dice que debería ser un poderoso recordatorio de la pasión de Cristo.