Las autoridades prolongan una semana el toque de queda en Bangkok y 23 provincias

  • Bangkok.- Las autoridades militares de Tailandia prolongaron hoy otros siete días el toque de queda en 23 provincias y en Bangkok, ante el riesgo de que rebrote la violencia pese a que casi todos los líderes de los camisas rojas están detenidos.

Las autoridades prolongan una semana el toque de queda en Bangkok y 23 provincias
Las autoridades prolongan una semana el toque de queda en Bangkok y 23 provincias

Bangkok.- Las autoridades militares de Tailandia prolongaron hoy otros siete días el toque de queda en 23 provincias y en Bangkok, ante el riesgo de que rebrote la violencia pese a que casi todos los líderes de los camisas rojas están detenidos.

El portavoz del Ejército, coronel Sansern Kaewkamnerd, señaló que la medida, que será aprobada formalmente por el Gobierno mañana martes durante su reunión habitual, obedece a que hay riesgo de que se produzcan nuevos brotes de violencia.

"Todavía hay algunos movimientos para incitar disturbios y el toque de queda facilitará el trabajo a las autoridades", dijo el portavoz militar.

El toque de queda en la capital tailandesa y en 23 provincias del noreste y norte del país fue declarado el pasado 19 de mayo a raíz de la ola de saqueos, incendios y enfrentamientos que desencadenó el asalto de las tropas contra el bastión de los camisas rojas en el corazón comercial de Bangkok.

El frente de los camisas rojas que durante algo más de dos meses exigió la disolución del Parlamento y desafió en las calles de la capital al gobierno, quedó descabezado con la rendición pactada de Suthachai Yimprasert y Samyot Pruksakasaemsuk.

Los demás líderes del frente fueron detenidos o se entregaron a lo largo de la pasada semana, excepto Arisman Pongruangrong que está en paradero desconocido.

El portavoz de la Policía, general Piya Uthayo, indicó en rueda de prensa, que habían sido detenidos 22 miembros del movimiento de los camisas rojas del total de 75 que hay en búsqueda y captura por delitos que van desde incitar a la violencia al empleo de armas de guerra.

En el asalto y en los disturbios que se produjeron a continuación en la capital y en siete capitales de provincias del norte y noreste de Tailandia, murieron 15 personas, con lo que aumento hasta 85 el número de fallecidos desde que el pasado 10 de abril surgió el primer brote de violencia.

Con los cabecillas de la protesta en custodia, el escenario de la lucha por el poder se trasladó el lunes al Parlamento, donde el partido opositor Puea Thai (de los Tailandeses) presentó una moción de censura contra el primer ministro, Abhisit Vejjajiva y cinco ministros de Gabinete.

La moción de censura incluye al viceprimer ministro y responsable de la seguridad, Suthep Thaugsaban; al ministro del Interior, Chavarat Chanweerakul; de Asuntos Exteriores, Kasit Piromya; de Finanzas, Korn Chatikavanij; y de Transporte, Sopon Sarum.

El Puea Thai, partido afín al frente de los camisas rojas y fundado en 2008 por políticos aliados del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, tiene 233 de los 480 escaños de la Cámara Baja.

El presidente del Parlamento, Chai Chidchob, indicó a la prensa, que se precisará una semana para que la comisión pertinente decida si acepta a trámite la moción censura, una iniciativa casi simbólica dadas las escasas probabilidades de que prospere.

La moción de censura mediante la que la oposición parlamentaria acusa de abuso de poder al primer ministro y al viceprimer ministro, llega cuando la coalición de gobierno de seis partidos mantiene sobre la mesa el plan de reconciliación ofrecido a los camisas rojas antes de los disturbios.

El plan de reconciliación, del que Vejjajiva retiró la propuesta de celebrar elecciones anticipadas el próximo 14 de noviembre, se basa en hacer una reforma política y económica que reduzca el desequilibrio entre la población urbana y la rural, que se siente relegada a un segundo plano.

El veloz crecimiento económico registrado en Tailandia durante la década de 1980 y hasta la mitad de la de 1990, transformó el medio rural y elevó su nivel de vida, aunque siempre por detrás del que goza la clase media, sobre todo del que disfruta la élite.

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