Estas son las claves para entender por qué cambiamos de hora dos veces al año

Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, ha anunciado que planteará la supresión del cambio de hora en toda Europa. La decisión de la Comisión Europea cuenta con el respaldo de la ciudadanía. En dicho medio, Juncker ha declarado que "la gente quiere que se haga y así lo haremos". De hecho, un 80% de los europeos que participaron en la encuesta lanzada por el organismo estaba a favor de la supresión del cambio horario.

Los orígenes del cambio de hora se remontan a la Primera Guerra Mundial, cuando las naciones combatientes decidieron adaptar sus relojes a las horas de luz para así reducir el consumo de sus reservas de carbón. Pero es posible remontarse aún más en el tiempo. Las primeras referencias a un horario estival y otro invernal datan de 1784, cuando el diplomático norteamericano Benjamin Franklin propuso cambiar la hora para así aprovechar la luz natural y reducir el número de velas necesarias para iluminar las calles por la noche.

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No es hasta 1974 que las naciones de todo el planeta comienzan a cambiar sus relojes para ajustarse a las horas de sol, motivadas con toda probabilidad por la primera crisis del petróleo, que tuvo lugar un año antes y que había puesto de relieve lo valiosa que  es la energía. Los estados europeos comienzan a hacerlo en 1981, y en la actualidad todos los países miembros de la UE están obligados a cambiar la hora en virtud de la Directiva Comunitaria 2000/84/CE.

Un ahorro de 6 euros por hogar

¿Es realmente efectivo el cambio de hora? ¿Cuánta energía permite ahorrar retrasar el reloj una hora en invierno y adelantarlo en verano? Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, esta medida permite reducir un 5% el consumo eléctrico de España derivado de la iluminación, lo que equivaldría a un ahorro de 300 millones de euros al año. De éstos, 90 millones corresponderían al ahorro experimentado por las familias españolas -unos 6 euros por cada hogar- y 210 al de oficinas, negocios e industrias de todo el país.

"A mi el cambio de hora no me afecta lo más mínimo", dice Alicia, dueña de un centro veterinario en un centro comercial de Madrid. "No tengo ventanas en el local y tengo que tener todo encendido. No ahorro nada". Nestor, que regenta un estanco desde hace más de 20 años, coincide con ella y señala que no nota ningún ahorro, aunque reconoce que "el cambio de hora nos afecta menos que a otros negocios, ya que no tenemos tantas luces u ordenadores".

El cambio de hora apenas incide sobre el organismo

Pero no sólo hay que fijarse en los efectos que tiene el cambio de hora en nuestro bolsillo, sino también en nuestra salud. Según un estudio realizado por la Consejería de Turismo de las Islas Canarias y que recibe el nombre de "Tristeza Invernal", la vuelta al horario de invierno hará que el 70% de los españoles estén más tristes. El análisis, realizado encuestando a más de 1000 personas, va un paso más allá y afirma que retrasar la hora influirá negativamente en la vida sexual de un tercio de la población. 

Esto choca frontalmente con la opinión del Dr. Carlos Quetglas, del Centro Médico Somosaguas, que sostiene que "la incidencia del cambio de hora sobre el organismo es mínima". El facultativo puntualiza que  "el sueño puede verse ligeramente afectado, pero el cuerpo se adapta en seguida".

Hay países que no cambian la hora

Mientras que en la UE retrasaremos los relojes el domingo 25 de , en otros lugares se hace en otras fechas. Incluso hay naciones, entre las que se encuentra Perú, Japón o la India, que no lo hacen en todo el año. Pero es más, hay países que cuentan con regiones que sí adoptan los horario de verano y de invierno y otras que no. Este el caso de EEUU, los estados de Hawaii y Arizona no lo hacen, y eso que la comunidad de indios Navajo que residen en este último sí retrasan sus relojes.

El horario de verano se mantendrá vigente en España hasta el próximo 28 de octubre de 2018 a las 03:00 h., momento en el que los relojes se retrasarán una hora con el objetivo de acoplarse a las horas de luz del invierno y lograr otro ahorro energético.