Las leyes con base religiosa discriminan a la mujer en el Líbano, según HRW

  • Las leyes del estatuto personal basadas en la religión en el Líbano discriminan a la mujer y no garantizan sus derechos básicos, según un informe publicado hoy por Human Rights Watch (HRW), que exigió la reforma del sistema.

Beirut, 19 ene.- Las leyes del estatuto personal basadas en la religión en el Líbano discriminan a la mujer y no garantizan sus derechos básicos, según un informe publicado hoy por Human Rights Watch (HRW), que exigió la reforma del sistema.

"No sólo los ciudadanos libaneses de distintas religiones son tratados de forma desigual por la ley, sino que las mujeres lo son injustamente y sus derechos no están reconocidos", afirmó Nadim Houry, subdirector para Oriente Medio de HRW.

En el Líbano hay quince leyes sobre el estatuto personal en base a las religiones reconocidas -cristianismo e islam-, pero ningún código civil que cubra temas como el divorcio, los derechos de propiedad o la custodia de los hijos.

Los tribunales religiosos, con poca o ninguna supervisión del Gobierno, emiten además con frecuencia resoluciones que violan los derechos de las mujeres, afirmó HRW en su informe, de 114 páginas.

La ONG analizó 447 sentencias judiciales de dichos tribunales sobre estos asuntos y entre los 243 casos de divorcio encontró "una discriminación sistemática hacia la mujer", que tiene menos acceso a solicitar el divorcio y que es agobiada financieramente.

En este asunto hay diferencias entre las comunidades religiosas. Las leyes suníes, chiíes y drusas permiten que los hombres pidan el divorcio en cualquier momento de modo unilateral y sin causa justificada, mientras que ese derecho para la mujer es limitado, con un gran coste y un proceso judicial largo.

Entre los cristianos el divorcio es más difícil y en dos aspectos claves se castiga a la mujer. El hombre puede convertirse al islam, sin haber puesto fin a su matrimonio, y casarse de nuevo, mientras que la mujer no puede hacerlo, como tampoco abandonar su hogar aunque sufra violencia doméstica.

De las 27 mujeres entrevistadas por HRW que querían divorciarse, siete no acudieron a los tribunales por no tener dinero para costear los gastos o porque temían perder la custodia de sus hijos.

El estudio cita el ejemplo de una cristiana maronita, Mariam, que declaró que, a pesar de que durante años sufrió abusos físicos, solo pidió el divorcio cuando sus hijas fueron adultas.

Los tribunales religiosos no reconocen la custodia compartida de los hijos y en general se la dan a la madre cuando son pequeños, pero después pasa al padre, que siempre es el tutor legal.

Según HRW, la mayoría de los jueces no toman en consideración el interés de los hijos, y examinan mucho más a fondo la conducta de la madre que la del padre, lo que refleja "prejuicios sociales o estereotipos".

A la mujer no se le reconocen sus derechos financieros aunque hayan contribuido económicamente durante el matrimonio, como es el caso de Amina (suní), que renunció a ellos a pesar de los abusos sufridos porque su marido se lo exigía para darle el divorcio, y el juez le asesoró para que aceptara esas condiciones.

Por ello, HRW concluyó que el sistema actual sobre el estatuto personal viola los derechos de la mujer, a pesar de que están garantizados por varios tratados internacionales ratificados por el Líbano.

La ONG pidió al Parlamento libanés que adopte un estatuto que garantice estos derechos para "la igualdad entre hombres y mujeres".

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