Las protestas en Turquía pasan de la calle a los juzgados

  • Aunque todavía se registra alguna carga policial en ciudades turcas como Ankara y Eskisehir, Estambul permanece hoy en calma y las protestas antigubernamentales han pasado de la calle a los juzgados y de los gritos a la resistencia pasiva.

Ilya U. Topper

Estambul, 19 jun.- Aunque todavía se registra alguna carga policial en ciudades turcas como Ankara y Eskisehir, Estambul permanece hoy en calma y las protestas antigubernamentales han pasado de la calle a los juzgados y de los gritos a la resistencia pasiva.

La red Solidaridad con Taksim, coordinadora de las protestas que comenzaron hace ya más de tres semanas, ha presentado una denuncia ante la Fiscalía de Estambul contra el gobernador de la ciudad, el alcalde y el director de seguridad, por considerarlos responsables del uso excesivo de la fuerza contra los manifestantes.

También hoy fueron trasladadas al juzgado 28 personas, detenidas durante las redadas de los últimos días y acusadas de "reuniones y manifestaciones ilegales", mientras que otras 46 fueron puestas en libertad.

Desde el inicio de las protestas, 583 personas han sido arrestadas por la policía y trasladadas al juzgado, pero sólo cuatro de ellas han ingresado en prisión preventiva, mientras que el resto ha sido puesto en libertad, afirma la cadena de televisión CNNTürk.

Quienes siguen protestando ahora en Estambul ya no podrán ser acusados de "manifestación ilegal", dado que se limitan a permanecer inmóviles en una plaza pública, mirando fijamente al frente, pero sin proferir eslóganes ni esgrimir pancartas.

"No estamos en posición de condenar estas protestas", juzgó hoy el viceprimer ministro, Bülent Arinç, que consideró esta nueva manera de manifestarse como "no violenta", siempre que no entorpezca el tráfico.

Eso sí, señaló que estar de pie e inmóvil durante ocho horas, como algunos manifestantes hacen, "puede causar daños a la salud, como hernias".

"Ocho horas es mucho rato. En mi opinión deberían estar parados cinco minutos y luego ir a trabajar. ¿No tienen trabajo? ¿De qué vivirán?", se preguntó Arinç.

No sólo el Gobierno, también muchos ciudadanos consideran este giro en la forma de manifestarse como algo positivo.

"Quedarse parado es mucho más eficaz que tirar piedras a la policía", opinó en una conversación con Efe Ibrahim, dueño de un bar en Estambul, tras permanecer algunas horas quieto en una plaza.

Añadió que esta protesta pacífica es posible en Estambul porque, ante la masiva presencia de periodistas, el Gobierno no puede intervenir de forma violenta, como sí hizo, aseguró, frente a acciones similares en las regiones kurdas en años anteriores.

Pero si las manifestaciones en la plaza Taksim de Estambul son actos solitarios pese a ser masivos (quienes acuden no hablan entre sí ni parecen organizarse de manera alguna), el movimiento ciudadano no se ha dispersado tras el desalojo del parque Gezi, el sábado pasado.

Desde ayer se celebran asambleas en numerosos barrios de Estambul, normalmente en pequeños parques, donde se congregan cientos de vecinos para expresar sus ideas y debatir los futuros pasos.

"Es un proceso muy abierto que se basa en reuniones de vecinos, no sabemos aún qué haremos, pero tenemos muy claro que queremos continuar con la lucha, usar las redes sociales para seguir en contacto y fortalecer un movimiento ciudadano", explicó a Efe Ebru, una profesora participante.

Con lo que se intuye ya como el fin de los choques violentos, también ha llegado el momento de hacer balance de los gastos.

El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, cifró ayer en unos 50 millones de dólares los daños ocasionados por las protestas, mientras que el viceprimer ministro Ali Babacan estimó en 1.350 millones de dólares las pérdidas en la Bolsa de Estambul y algunos economistas calculan el impacto negativo total en 20.000 o incluso 50.000 millones de dólares.

Parte del daño se debe a la bajada de la moneda nacional frente al euro y el dólar y, aunque "el Gobierno tiene un presupuesto adecuado para poder interferir y mantiene una reserva de divisas adecuada, nadie sabe cuánto tiempo le permitirá manejar la crisis", señaló a Efe el economista Mustafa Sönmez.

Advirtió de que "Turquía tiene una deuda de 340.000 millones de dólares, de los que un 37 % es a corto plazo y privada, y una caída de la moneda es el gran miedo en el mundo de los negocios".

"La demanda interna se reduce y, si esto continúa, la tasa de crecimiento del 4 % no podrá mantenerse; habrá mayor desempleo y menos recaudación fiscal. Si el déficit aumenta, se necesitará más dinero de fuera y subirán los intereses", vaticinó.

Sönmez no ahorró en críticas al discurso de Erdogan, quien señaló al "lobby financiero" como culpable de las revueltas.

"El lobby financiero es una ilusión; aquí no hay lugar para conspiraciones, pero el Gobierno no se acaba de creer que puede perder. Tienen problemas psicológicos y necesitan terapeutas", aseguró, en referencia al duro discurso contra las protestas. EFE

iut/ll/acm

Mostrar comentarios