Leo Harlem cree que la telebasura empobrece al espectador de forma feroz

  • Valladolid.- El humorista Leonardo González, alias "Leo Harlem", que prepara el especial de Nochevieja al lado de José Mota para la primera cadena de TVE, considera que la telebasura "empobrece culturalmente al espectador de una forma feroz".

Leo Harlem cree que la telebasura empobrece al espectador de forma feroz
Leo Harlem cree que la telebasura empobrece al espectador de forma feroz

Valladolid.- El humorista Leonardo González, alias "Leo Harlem", que prepara el especial de Nochevieja al lado de José Mota para la primera cadena de TVE, considera que la telebasura "empobrece culturalmente al espectador de una forma feroz".

En una entrevista con Efe, destaca que le "cabrea" muchísimo que en la televisión de hoy en día valga todo y que la gente "dramatice tanto", cuando, en realidad, hace falta "una píldora de humor en muchos programas, como, por ejemplo, en los deportivos".

Debido al empobrecimiento que a su juicio somete la telebasura al espectador, la considera "nociva", a pesar de que cree que es "fiel reflejo de la sociedad de hoy en día".

Leo Harlem, que lleva más de seis años "diversificando" como cómico, irradia una innata capacidad para provocar grandes carcajadas allá por donde pasa, algo que obtiene gracias a que le "asusta la seriedad".

Nacido en Matarrosa del Sil (León) en 1962, se estableció en Valladolid a los siete años, edad en la que ya hacía alarde de una "ocurrencia" que considera "un don" y que le ha ayudado a abrirse camino en el "gratificante" mundo del humor.

"No puedes entrenarlo, ya que el humor se compone de frescura y la perfecta asociación de ideas, que ha de ser velocísima", reflexiona Leo Harlem.

Ahora está preparando el especial de Nochevieja al lado del conocido humorista José Mota, al mismo tiempo que saborea el éxito de una campaña publicitaria para el Real Valladolid que ha resonado más allá de las orillas del Pisuerga.

Unas mieles que no son fruto de un día, dado que no ha parado de subirse a los escenarios, de hacer reír con su vis cómica, desde que en 2003 alcanzase la final de El Club de la Comedia.

Sin embargo, acabó en el mundo del humor por pura casualidad, a pesar de que parecía predestinado a ello, puesto que, según relata, siempre ha poseído esa capacidad inventiva e hilarante que ahora ha transformado en oficio.

Inició las carreras de arquitectura y derecho, trabajó en una panificadora y de camarero antes de que un amigo suyo, dueño de un bar, le programase una actuación a escondidas. Ese fue su punto de partida.

"Funcionó bien, pero en este mundo nadie regala nada. Si te estancas no te perdonan. Hay que diversificar, buscar otros campos constantemente. Me cuesta mucho ponerme a escribir, pero intento seleccionar mucho los temas, algo que exige mucho esfuerzo", relata Leo Harlem, quien, en sus actuaciones, además de sonoras risotadas, ha llegado a provocar desmayos por hiperventilación y micciones incontroladas, según recuerda.

La risa le acompaña como si fuese su sombra, a veces sin que él quiera, ya que asegura que sus mejores chascarrillos surgen desde la indignación, como su monólogo de "La cocina creativa" o la serie de 'sketches' de "Alarma social".

Opina que es "un privilegiado", entre otras cosas porque cree en la excelencia de la comicidad como terapia, aunque estima que el lastre del humor es que "a nivel intelectual está muy poco considerado".

"A la gente le da vergüenza reirse. El humor une a las personas, pero a estas les gusta sentirse importantes. Si me río parece que soy menos listo, pero hacer humor inteligente es muy difícil, ya que no todo es escatología. No hay escuelas de arte humorístico y sí de arte dramático. Pocos actores funcionan en un registro cómico", explica Leo Harlem.

Por: Antonio Aragón Blanco

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