Líbano confirma que Siria ha colocado minas en la frontera común

  • El presidente libanés, Michel Suleiman, confirmó hoy que Siria ha colocado minas en su frontera con el Líbano con el objetivo de evitar el contrabando de armas y la entrada en el país de gente de forma ilegal.

Beirut, 9 nov.- El presidente libanés, Michel Suleiman, confirmó hoy que Siria ha colocado minas en su frontera con el Líbano con el objetivo de evitar el contrabando de armas y la entrada en el país de gente de forma ilegal.

"Siria ha sembrado minas a lo largo de la frontera para evitar las infiltraciones y el contrabando", dijo Suleiman al periódico libanés Al Liwa, que publicó hoy en su edición digital las declaraciones del gobernante.

Hasta este momento, las autoridades libanesas habían rechazado comentar la colocación de minas en la frontera, a pesar de que medios de comunicación locales han mostrado imágenes de los artefactos.

La proliferación de minas en las zonas fronterizas ha sido muy criticada por los activistas y los agricultores libaneses, que no pueden cosechar sus productos por miedo al estallido de los artefactos.

En la entrevista, Suleiman también indicó que Siria y el Líbano están manteniendo conversaciones después de que las fuerzas sirias se hayan internado en territorio libanés en distintas ocasiones para perseguir a los opositores del régimen de Bachar al Asad.

Según el presidente libanés, que no ofreció muchos detalles, Siria ha expresado su "pesar por las violaciones no deseadas" de la soberanía del Líbano.

El Gobierno libanés, liderado por el grupo chií Hizbulá, acusa a la oposición y a la prensa de exagerar estos incidentes, mientras que la oposición considera que el Ejecutivo es cómplice de las autoridades sirias y trata de ocultar los hechos.

Además, los dos países han reforzado las medidas de seguridad en la frontera común, lo que ha impedido un mayor flujo de sirios que huyen de la represión en su país.

Desde mediados de marzo pasado, Siria es escenario de revueltas populares contra el régimen de Al Asad, que se han cobrado la vida de unas 3.500 personas, según las últimas cifras de la ONU.

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