Líderes de ultraderecha piden a Netanyahu cambiar el estatus en la explanada

  • Líderes de la derecha ultranacionalista judía pidieron hoy al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que cambie el estatus de la explanada de las Mezquitas en respuesta al intento de asesinato anoche del rabino Yehuda Glick, uno de los activistas que más presiona para que se abra al culto judío.

Jerusalén, 30 oct.- Líderes de la derecha ultranacionalista judía pidieron hoy al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que cambie el estatus de la explanada de las Mezquitas en respuesta al intento de asesinato anoche del rabino Yehuda Glick, uno de los activistas que más presiona para que se abra al culto judío.

En declaraciones divulgadas por la radio israelí, Naftalí Bennet, ministro de Economía y líder ultranacionalista y pro colono, aseguró que el intento, perpetrado supuestamente por un pistolero palestino en el oeste de Jerusalén, "ha cruzado con sangre una línea roja".

"La seguridad no se consigue con palabras, sino con actos, y por eso insto al primer ministro a que restablezca inmediatamente la soberanía de Israel y su capital", afirmó.

En la misma línea, su colega de partido (Habayit HaYehudi) y actual ministro de Vivienda, Uri Ariel, exigió a Netanyahu que abra el acceso a la Explanada de las Mezquitas, tercer lugar más sagrado del islam, a todo judío que quiera subir a rezar.

Ariel, que en las últimas semanas ha levantado una intensa polémica al anunciar su idea de trasladarse a vivir a Silwan, uno de los barrios del Jerusalén Este, pidió, asimismo, utilizar mano de hierro con los responsables del ataque contra Glick.

"Las balas que dispararon esta noche a Glick estaban dirigidas a todos los judíos que quieren hacer realidad el derecho judío y moral de ir hasta el lugar más sagrado para los judíos", criticó Ariel en declaraciones recogidas por el diario Maariv.

"Exijo al primer ministro que permita inmediatamente el acceso a los judíos al Monte del Templo libremente y emplee puño de hierro contra los criminales responsables del acto", demandó.

Moshe Feiglin, diputado del ala más extremista del partido gobernante Likud, se unió a la petición de acceso libre a los judíos a lo que también se conoce como Monte del Templo.

De hecho, Feiglin, que anoche se encontraba con Glick a la salida de la conferencia que este dio antes de ser tiroteado, se presentó esta mañana en una de las puertas de acceso a la explanada y exigió a la Policía que le dejara subir.

Feiglin es uno de los responsables israelíes que con más regularidad suben a la Explanada de las Mezquitas, siempre fuertemente escoltado, y entre los gritos de protesta de los musulmanes, que consideran estas acciones una forma de provocación.

Glick, por su parte, es presidente de los "Fieles del Monte del Templo", una organización mesiánica de extrema derecha que lucha por cambiar el estatus de la explanada, teóricamente bajo autoridad del Ministerio de Asuntos Religiosos jordano.

Esta mañana, y por primera vez en 40 años, Israel, que controla sus accesos, cerró el paso a todos los musulmanes que suelen rezar en este lugar en el que El Corán sitúa el inicio del viaje místico de Mahoma al cielo.

También, e igualmente por vez primera desde la polémica visita del ex primer ministro israelí Ariel Sharon en 2001 -preludio de la segunda Intifada- se cerró el acceso a los turistas a este lugar en el que el judaísmo sitúa el segundo Templo, destruido por el emperador romano Tito hace 2.000 años.

Israel no permitía ya, desde hace meses, la subida a este lugar a los musulmanes menores de 50 años, decisión -entre otras- que alimentó la llama del enfrentamiento que arde en los barrios árabes de la ciudad santa desde principios del verano.

En su columna de hoy, el reputado analista Narhum Barnea, uno de los principales líderes de opinión del diario conservador Yediot Aharonot, advertía del peligro que supone que el conflicto político devenga en otro de índole religioso.

"Esto es malo y preocupante. De todos los lugares de Jerusalén, el Monte del Templo es el mas sensible, el más cargado y el más peligroso", afirmó.

"Tiene la capacidad de convertir nuestro conflicto nacional en una guerra de religión. Es mejor dejarlo de lado: esta pira de ser extinguida, no se debe poner más fuego sobre ella", advirtió.

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