Líderes religiosos birmanos piden calma en la zona del conflicto sectario

  • Los líderes de las principales religiones de Birmania (Myanmar) han emitido un comunicado en el que abogan por mantener la calma e impulsar el diálogo interreligioso en la zona del centro del país donde han muerto 32 personas en enfrentamientos entre budistas y musulmanes, informa hoy la prensa local.

Bangkok, 24 mar.- Los líderes de las principales religiones de Birmania (Myanmar) han emitido un comunicado en el que abogan por mantener la calma e impulsar el diálogo interreligioso en la zona del centro del país donde han muerto 32 personas en enfrentamientos entre budistas y musulmanes, informa hoy la prensa local.

"Requerimos a los seguidores de las distintas religiones, incluidas las cuatro principales de Myanmar, que acaten la ley y mantengan la armonía social con amor y bondad, y que se mantengan apartados de los conflictos", dice el llamamiento de la Organización de la Amistad Interreligiosa y que va firmado por los dirigentes budista, musulmán, hinduista y cristiano.

"Myanmar se encuentra en el camino adecuado para un mayor desarrollo, no obstante, varias clases de conflictos indeseables amenazan el progreso. La ciudadanía no debe participar en actos ilegales, sino impedirlos unida", añade la nota, que difunde el diario estatal "La Nueva Luz de Myanmar".

El Gobierno local ha creado comités para promover la paz y la estabilidad en Maiktila, la población del centro de Birmania donde brotó la violencia sectaria el miércoles pasado a raíz de una discusión entre los dueños musulmanes de una tienda de oro y unos clientes budistas.

Las autoridades impusieron el toque de queda ese mismo día pero los disturbios continuaron al día siguiente y contagiaron a las poblaciones vecinas.

El viernes, el presidente del país, Thein Sein, declaró el estado de excepción en Meiktila, Wandwin, Mahlaing y Thazi, pertenecientes a la división de Mandalay y situadas a un centenar de kilómetros de la capital, Naypyidaw.

Para entonces había unos 8.000 desplazados y cinco mezquitas y otros ocho edificios religiosos habían sido incendiados o destruidos por las muchedumbres budistas o musulmanas que con machetes y otras armas recorrían las calles en busca de venganza o saqueando comercios.

La ONU, Estados Unidos, la Unión Europea y gobiernos de otros países han expresado su preocupación por la situación de inestabilidad.

De momento, la declaración del estado de excepción ha permitido al Ejército salir a las calles e imponer una calma relativa.

Las autoridades birmanas temen que los disturbios en Meiktila prendan en otras regiones de ese país con cerca de 60 millones de habitantes de los que el 89 % son budistas, un 4 % musulmanes y el resto de otras religiones.

El año pasado, la violación y asesinato de una chica budista a manos de varios musulmanes en el estado de Rakhine (oeste) desató otra ola de violencia sectaria que costó la vida a 163 personas y dejó más de 100.000 desplazados, de los que gran parte aún continúan en campamentos de refugiados.

Rakhine, donde las autoridades restringen la presencia de extranjeros, aún no ha recobrado la normalidad.

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