Los costaleros, listos para sacar los pasos y recrear la pasión en Andalucía

  • Sevilla.- Los costaleros, que junto a los capataces y contraguías conforman las cuadrillas que portan los pasos de Semana Santa en Andalucía, están preparados, tras los duros ensayos de la Cuaresma, para sacar las imágenes titulares de sus hermandades y recrear en las calles los pasajes de la Pasión y Muerte de Cristo.

Sevilla.- Los costaleros, que junto a los capataces y contraguías conforman las cuadrillas que portan los pasos de Semana Santa en Andalucía, están preparados, tras los duros ensayos de la Cuaresma, para sacar las imágenes titulares de sus hermandades y recrear en las calles los pasajes de la Pasión y Muerte de Cristo.

En Sevilla hay 60 hermandades, al sumarse este año una nueva, la del Sol, a las 59 que ya hacían estación de penitencia desde sus templos hasta la Catedral, y su número oscila entre 5 y 9 cada día.

Los cofrades se deleitan con los sentimientos religiosos y el esplendor artístico que atesoran las imágenes que van en los pasos, guiados por capataces y que portan costaleros o hermanos que van debajo cargándolos con su cerviz, ayudados de una manta o costal para amortiguar los 40 kilos de peso medio que soporta cada uno.

Los hermanos costaleros han culminado ya sus ensayos y "mudás" o traslados de la estructura de los pasos desde los almacenes de las hermandades, tradicionalmente en el extrarradio, hasta sus templos.

Atrás han quedado las noches de ensayos bajo el frío del invierno para prepararse y perfeccionar los movimientos acompasados con los que portan los pasos, y después de que hayan sido igualados por el capataz, que los distribuye debajo por razón de su estatura.

Incluye rituales como "hacerse la ropa", cuando se hacen el costal y se colocan una faja en la zona renal, antes de ponerse debajo del palo o trabajadera -cada paso tiene seis o más travesaños horizontales- donde desarrollarán su trabajo.

Jaime Román, costalero de Nuestra Señora de la Merced de la Hermandad de Pasión, ha declarado a Efe que bajo el paso se crean lazos muy estrechos de amistad y hermandad, complicidades y una gran solidaridad entre los compañeros, siempre unidos por el sentimiento religioso que les guía y la devoción hacia las imágenes que portan.

"Trabajar codo a codo con un grupo siempre te reporta muchas satisfacciones, y después estás llevando a la imagen de la Virgen o del Señor, y eso siempre tiene emociones especiales", ha dicho.

Preguntado por si ve el momento de la retirada, ha afirmado que "esto es un pequeño veneno, eso lo tenemos todos, porque cada año te planteas: 'yo ya tengo una edad, lo dejo' -ha recalcado-, pero al año siguiente llega la época de cuaresma y vuelves a salir".

Para este costalero, en una cuadrilla "el ambiente sociológico es muy curioso, muy bonito, es para estudiarlo y daría para hacer una tesis doctoral sobre la colaboración humana".

"Hay que ver el ambiente que hay entre unas personas de distintos segmentos sociales y distintos perfiles profesionales, pero a la hora de la verdad tienen que ir todos a una, ir hombro a hombro con gente con la que sabes que vas a trabajar al mismo tiempo", según Jaime Román, para quien "son sensaciones humanas muy bonitas".

En declaraciones a Efe, el capataz general de la hermandad sevillana de Pasión, Antonio Laguillo, ha explicado que para manejar una cuadrilla "hace falta que crean en lo que tú les dices y les mandas", además de "mucha unión entre la gente que va trabajando".

A su juicio, "cuando una cuadrilla está bien conjuntada, de gente amiga, luego suelen dar buen resultado los pasos andando, y más que una cuadrilla de gente muy fuerte, es bueno que se conozcan, porque en un momento determinado siempre aparecen los problemas, los kilos, el sufrimiento, y eso cuando uno va rodeado de amigos es siempre mucho más llevadero".

"Yo esto no lo entiendo sólo como un problema de fuerza, es ridículo, porque el que se mete debajo de un paso para llevar kilos sin otra cosa que llevar kilos, no tiene ningún sentido, entonces te mueven fundamentalmente la devoción a las imágenes que llevas y después la relación que tienes con tus compañeros", según Laguillo.

Este capataz, que antes fue costalero de Pasión durante 32 años, ha resaltado que una y otra función son "completamente diferentes: siempre digo que las vivencias que he tenido de costalero, ni las he tenido ni las tendré jamás de capataz".

La responsabilidad del capataz es "muy grande", ha dicho, y por eso él no ha disfrutado todavía ningún año como lo hacía "cuando iba debajo".

"Estás todo el año deseando que llegue la hora de pasear los pasos durante cuatro horas y, cuando sales a la calle, lo que estás es loco por llegar, dejarlo en la iglesia y que se te quite la responsabilidad que tienes; y eso, de costalero, no me pasaba, disfrutaba desde que salía hasta que entraba", ha concluido.

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