Los judíos de Túnez se plantean un nuevo éxodo

  • El fin de Ben Alí ha llevado libertades a los tunecinos, pero no todos están conformes con los cambios que podrían producirse. La comunidad judía de Túnez teme que la salida del anterior presidente implique un aumento del sentimiento antisemita. Israel les ha ofrecido facilidades para mudarse, y aunque algunos ya han salido del país, otros no lo creen necesario.
La comunidad judía de Túnez teme que la salida del anterior presidente implique un aumento del sentimiento antisemita.
La comunidad judía de Túnez teme que la salida del anterior presidente implique un aumento del sentimiento antisemita.
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Jon Jensen, Djerba (Túnez) | GlobalPost

Al igual que los judíos de todo el mundo celebran la fiesta de Pascua que conmemora la migración bíblica de los israelitas del antiguo Egipto, algunos judíos que son minoritarios en Túnez están pensando hoy día en su propio éxodo.

 

En los tres meses transcurridos desde el derrocamiento del ex presidente Zine el Abidine Ben Alí, el gobierno interino de Túnez se ha esforzado por restablecer la normalidad en esta nación mediterránea, que una vez fue próspera.

 

Para algunos en la pequeña comunidad judía de Djerba, que acostumbran a trabajar en la industria del turismo, la incertidumbre financiera se está convirtiendo en difícilmente soportable.

 

La larga ausencia de la seguridad en las calles de Túnez parece haber ahuyentado a muchos extranjeros y a los revitalizantes euros de los turistas, uno de los principales componentes de la economía del país.

 

La mayoría de los turistas europeos venían por los bazares encalados, cubiertos de bóvedas y por los lujosos hoteles de cinco estrellas que salpican el paisaje del desierto en esta isla turística.

Y con el conflicto cada vez más enquistado en la vecina Libia (a sólo un corto trayecto en coche de las soleadas playas de Djerba), el ya maltratado sector turístico de Túnez se está consumiendo en gran medida.

 

"Sólo he visto un cliente durante toda la semana", asegura Haddad Sion, el dueño de una tienda de oro en el zoco de Houmt, la mayor ciudad de Djerba. Si el negocio continúa como está, no tendré más remedio que dejarlo, ya sea para ir a París o Jerusalén".

Djerba ha sido tradicionalmente el hogar de una de las comunidades más antiguas y grandes de judíos en el norte de África.

En los últimos 50 años su número ha ido disminuyendo hasta ser de unos 1.500, una mínima fracción en comparación con los casi 10 millones de musulmanes residentes en Túnez. En su apogeo en la década de 1950, la población judía de Túnez sumaba alrededor de 100.000 personas, según el sociólogo Claude Sitbon.

Los judíos de Djerba han coexistido pacíficamente desde hace mucho tiempo con sus vecinos musulmanes, trabajando lado a lado en las estrechas callejuelas del antiguo mercado del zoco de Houmt que ahora está en su mayoría abandonado.

Hoy, con seculares como Ben Alí fuera de la foto, los islamistas que una vez fueron prohibidos en Túnez están haciendo una reaparición política, para la consternación de muchos de los judíos de Djerba.

 

"Ben Ali fue bueno para el pueblo judío", dice Daniel Sayada, un joyero del zoco de Houmt. "Desde la revolución, ser musulmán se ha puesto de moda. Y no estoy muy seguro de si esto es algo bueno para nosotros".

 

Los islamistas del movimiento al-Nahda, o renacimiento, se han registrado para formar un partido político y han anunciado sus intenciones de presentarse en las elecciones parlamentarias previstas para finales de este verano.

Los miembros de Al-Nahda, han argumentado que la libertad y la democracia en la era post revolución de Túnez significa que todos los partidos políticos deben tener la oportunidad de competir libremente.

Sin embargo, aquí algunos judíos temen que el liderazgo islamista altere drásticamente las leyes del secular estado del norte de África.

"Definitivamente estamos asustados ante la idea de lo que podría suponer que Al-Nahda llegue al poder. Me preocupa que puedan cambiar muchas de las cosas que hay ahora", explica Gabriel Attea, que ya ha trasladado a su familia desde Djerba a París.

Para los judíos que están esperando salir del país, el gobierno israelí está tratando de facilitarles las cosas.

Después de la revolución de Túnez, Tel Aviv ofrece varios incentivos financieros para la inmigración de cualquier judío que viva en Túnez, aludiendo a las dificultades económicas a las que se enfrentan los judíos en la era posterior a Ben Alí.

Los medios de comunicación locales israelíes han advertido de la creciente "islamización" de Túnez y del potencial creciente de antisemitismo.

El Gobierno interino de Túnez ha criticado el intento de Israel de "empañar la imagen de la post Revolución de Túnez y despertar sospechas sobre la seguridad del país, su economía y su estabilidad", según informa la agencia oficial de noticias de Túnez, TAP.

 

Pero la opción de emigrar resuena con fuerza en algunos en Djerba.

"Aquí tenemos miedo. No hay suficiente seguridad", dice Haddad, el vendedor de oro. "Me asusta un gobierno islamista que trate de cambiar todo en Túnez."

Pero no todos los judíos de Djerba están tan preocupados por el futuro.

Mikhail Madar, un panadero rabino convertido, dirige  una de las mayores panaderías de Djerba que comercializa el tradicional matza hecho a mano, una especie de pan plano similar a una galleta que se come durante la fiesta judía de la Pascua.

A pesar de que su hermano ya ha dejado Túnez para irse a Israel, Madar asegura que nunca dejaría Djerba: "Esta isla siempre ha sido mi hogar durante siglos y seguirá siendo mi casa".

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