Los obispos de Bilbao dicen que la reforma de Ley del Aborto constituye 'un retroceso en humanidad y civilización'

  • Afirman que la interrupción del embarazo forma parte de la 'cultura de muerte que degrada a la sociedad que lo practica y tolera'

Afirman que la interrupción del embarazo forma parte de la "cultura de muerte que degrada a la sociedad que lo practica y tolera" BILBAO, 24 (EUROPA PRESS) El obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, y el prelado auxiliar, Carmelo Echenagusia, afirmaron hoy que el proyecto de reforma de Ley del Aborto que plantea el Gobierno constituye "un retroceso en humanidad y civilización". Además, aseguraron que la interrupción del embarazo forma parte de "la cultura de muerte que degrada a la sociedad que lo practica y tolera". En su homilía con motivo del "año dedicado a la oración por la vida", ambos afirman que inciaron el presente ejercicio "con la intención de dedicarlo, de modo particular, a la oración por el don de la vida". "En efecto, toda vida humana es un don inmerecido de Dios para la humanidad, que debe ser acogida con amor y respeto. Desde el momento de la concepción, en el seno de la madre se inicia la apasionante aventura de la vida humana; un nuevo ser creado a imagen y semejanza de Dios; un ser irrepetible, llamado a la comunión con Dios y con todos los hombres, con una dignidad inherente que debe ser reconocida y tutelada", aseguran. Tanto Blázquez como Echenagusia aseguran que "la persona humana es siempre un bien" y que "el grado de humanización y grandeza de una sociedad, de una cultura, de una civilización, se mide principalmente por su capacidad de acoger y cuidar a todo ser humano con independencia de sus cualidades, capacidades físicas, estadio vital de desarrollo o utilidad". "Por eso, el servicio y tutela de la vida constituye una de las tareas principales de quienes deben ser garantes y promotores del bien común, de modo particular, de las diversas instituciones sociales y los poderes del Estado", precisan. Según sus palabras, el progreso experimentado por la civilización occidental, ha dado lugar "a muchos avances en campos tan variados como las diversas ciencias, la organización política y social, la cultura y las artes", aunque existen "nuevas sombras que oprimen y humillan la dignidad de la persona: las situaciones de pobreza y exclusión, las nuevas formas de esclavitud, el terrorismo, la violencia doméstica o las guerras y hambrunas que asolan grandes extensiones del planeta". "Todas ellas evidencian la existencia de una cultura de la muerte que ensombrece el horizonte de la dignidad humana. En esta cultura de la muerte, hemos de señalar el aborto como uno de los aspectos que hiere de modo singular la dignidad de la persona y degrada a la sociedad que lo practica o que lo tolera", enfatizan. Para ambos prelados, la vida humana, "que constituye siempre un don inmenso y un bien", es "expulsada de su dinámica propia, que es la del amor, el servicio y la acogida, y es sometida a la dinámica del poder, llegando incluso a eliminarla". "En lugar de expresar al recién concebido: eres un regalo para nosotros, eres bien venido, te esperamos con alegría y esperanza; se encuentra con el muro del rechazo y el desamor: no eres bien recibido, tu venida constituye un problema, nos complica la vida, mejor que no vengas, no te queremos", prosiguen.'PODER, DOMINIO E INTERÉS' Para Blázquez y Echenagusia, "la lógica del don y la gratuidad es sustituida por la lógica del poder, el dominio y el interés", que se encuentra siempre "en la base de todas las agresiones más brutales a la dignidad humana". "El aborto constituye la eliminación deliberada de un ser humano débil e inocente, por lo que debe ser calificado como gravemente inmoral. El ser humano que acaba de ser concebido es siempre el gran olvidado en el debate sobre el aborto, debiendo más bien ser el protagonista principal. No se le da la oportunidad de continuar la apasionante aventura de la vida, sino que es eliminado con el soporte de una ley, que le deja injustamente desprotegido", agregan. También consideran que el aborto "constituye un mal para la mujer gestante" que precisa, "ante todo, de compañía, acogida, cariño y comprensión antes, durante y después del embarazo". "En las situaciones difíciles y, a veces, dolorosas de un embarazo no deseado, existen muchas formas de ayudar y sostener a la mujer gestante sin que ello sea óbice para proteger y acoger la nueva vida. Estas formas de ayuda han sido insistentemente propuestas y llevadas a la práctica por instituciones eclesiales y civiles que se ocupan con esmero, realismo y eficacia de estas situaciones", agregan. Para ambos prelados, el recurso al aborto "nunca es la solución, ni puede considerarse como un derecho", pues "el derecho fundamental, que sustenta todos los demás derechos, es precisamente el derecho a la vida". "Constituye una enorme paradoja que una sociedad acogedora e integradora como la nuestra, con multitud de recursos humanos, materiales, económicos y sociales, sea incapaz de arbitrar mecanismos adecuados y respetuosos con la dignidad humana que acompañen a toda mujer gestante y, al mismo tiempo, tutelen la vida del nuevo ser", agregan. Para los prelados bilbaínos, la anunciada reforma de la Ley respecto a la práctica del aborto, "consiste principalmente en la ampliación de la facultad de abortar", lo que, "lejos de suponer un progreso, constituye un retroceso en humanidad y civilización". "El amor y la vida se iluminan recíprocamente: vivir es amar y el amor engendra siempre vida. Somos el Pueblo de la vida, llamados a anunciar el Evangelio de la vida y a tutelar y cuidar toda vida humana que constituye siempre un don precioso de Dios", aseguran. También desearon que en la sociedad "crezca la sensibilidad hacia el bien que supone toda vida humana y nos esmeremos en cuidarla, de modo particular la más débil y frágil como es la del aún no nacido" e instaron a que las reformas legislativas "se encaminen a proteger y ayudar, tanto a la mujer gestante como al nuevo ser que merece y necesita ser acogido". "Es ésta una tarea fundamental de las instituciones sociales y de los organismos públicos. Actuando así, cada vez que esperamos la llegada de un nuevo ser al mundo, podremos exclamar con gozo y agradecimiento: 'Bendito el fruto de tu vientre' y nuestra sociedad será el lugar de acogida donde habite una auténtica cultura de la vida y civilización del amor, una auténtica tierra nueva, único espacio digno para la humanidad", concluyeron.

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