Los seguidores en todo el mundo del líder espiritual indio Sai Baba lloran su muerte

Hoy es día de luto para los seguidores de Sai Baba. El líder indio, famoso por su peinado estilo "afro" y su túnica naranja, murió ayer a raíz de un fallo cardiorrespiratorio en un hospital que él mismo había construido junto con un santuario y un gran centro de oración en su localidad natal de Puttaparthi.Allí llevaba ingresado desde marzo pasado por problemas de corazón y su salud se había agravado a principios de este mes. No pudo cumplir con una de sus principales predicciones, aquella que aseguraba que moriría a los 96 años.

"Sathya Sai Baba ya no está con nosotros. Ha muerto a las 7.40 horas (02.10 GMT), como cualquier otro paciente humano", dijo ayer a EFE el médico que le cuidaba, A. N. Safaya.

Sai Baba, cuyo verdadero nombre era Sathyanarayana Raju, contaba con millones de seguidores en la India y en otros países, entre ellos influyentes políticos, deportistas y actores, que lo consideraban una encarnación o avatar de la trinidad hindú formada por Brahma, Vishnú y Shiva. Su popularidad alcanzó su cota máxima en la década de los 70, gracias al movimiento hippy.

Nacido en 1926 en el seno de una familia pobre, a los 14 años Sai Baba afirmó ser una encarnación divina y predicó durante tres días bajo un árbol de Puttaparthi, donde luego levantó su "Prashanti Nilayam" o "Morada de la Paz".Allí se expone su cuerpo hasta mañana, para que sus fieles puedan rendirle honores antes de iniciar la ceremonia funeraria. 

La policía india lleva semanas con un operativo especial para garantizar la seguridad en el lugar por la concentración de personas que habían acudido a acompañar a su líder en sus últimos días.

Sai Baba se hizo famoso por sus supuestos milagros. Entre otras cosas, sostenía que podía producir ceniza o comida de la nada, o se sacaba joyas de la boca u otros objetos pequeños.

Su vida no estuvo exenta de polémica, ya que fue acusado en diversas ocasiones de fraude, asesinato, delitos fiscales y abusos sexuales. Además de superchería y engaño.

"Llevábamos décadas intentando desenmascararlo. Él mismo dijo que moriría a los 96 años, y mire. Su influencia ha sido negativa para la India. Hoy hay unas 7.000 personas que dicen ser avatares de dios", dijo a EFE el presidente de la Asociación de Racionalistas Indios, Sanal Edamaruku.

Su centro religioso es lugar de peregrinación para muchas personalidades, hasta el punto de que tanto la presidenta de India, Pratibha Patil, como el primer ministro, Manmohan Singh, acudieron a su último cumpleaños.

"Sathya Sai Baba era un líder espiritual que inspiró a millones de personas a, sin renunciar a su propia religión, llevar una vida moral, siguiendo las ideas de verdad, conducta adecuada, paz, amor y no violencia", se lamentó el propio Singh en un comunicado.Los integrantes de la delegación argentina de su movimiento, una de las más importantes en lengua española, también hacían hoy hincapié en el legado que deja el líder espiritual.

"Tenemos que elevarnos por sobre el apego a Su forma física y recordar Su Divinidad, que se ha manifestado en nuestras vidas de innumerables maneras", destaca uno de los miembros de la Organización Sri Sathya Sai Baba Argentina en su página web.

En los últimos años, y tras las acusaciones de fraude, Sai Baba se había centrado en las ayudas sociales y la caridad, apoyado en un Consejo que gestiona, según la Hacienda india, más de 6.000 millones de euros en donaciones.

Ahora queda por ver quién y cómo gestionará su inmenso patrimonio, la red internacional de centros de oración que funcionan bajo su nombre y las instalaciones que levantó en Puttaparthi. 

Sai Baba predijo también que ocho años después de su muerte nacería un nuevo "avatar", Prema Sai Baba, aunque ahora las fechas de sus anuncios ya no coinciden.