Los trenes de cercanías, mejores que el AVE

  • Asociaciones ambientalistas piden que se privilegie el tren de proximidad, que cada día utilizan 2 millones de viajeros, frente al AVE, que registra 13.000 usuarios diarios entre Madrid y Sevilla.
Sara Acosta
Sara Acosta

España ha imitado tan bien a Francia en su apuesta por la alta velocidad, que ha terminado superándola. Tras la línea Madrid-Valencia que se estrenó hace unos días con gran pompa, son ya 2.665 kilómetros de ferrocarril puntero, apenas un centenar más que el país galo, lo que sitúa España en el segundo puesto mundial, detrás de China.

Organizaciones ambientalistas y colectivos que apuestan por una movilidad sostenible se preguntan ahora si de verdad era necesario invertir 6.000 millones de euros en una tecnología "que favorece a la élite, pero no da cohesión a la población", explica José Luis Ordóñez, portavoz de la Coordinadora Estatal en Defensa del Ferrocarril Público. La razón es que el AVE se ha comido decenas de estaciones de ferrocarril de las que hasta ahora disfrutaban los núcleos de población apartados de las grandes aglomeraciones. Si el tren bala que unió en Japón las ciudades de Tokio y Osaka en 1969 contaba 15 estaciones a lo largo de 500 kilómetros, el trayecto entre Madrid y Sevilla sólo para en cinco para casi la misma distancia.

El modelo de alta velocidad ha dado un paso más allá que el galo, diseñado en los años noventa por la saturación del espacio aéreo entre París y Lyon. El Train de Grande Vitesse (TGV, como se conoce popularmente), quiso completar los trayectos en avión. En España, se ha seguido este modelo con una pizca más de ambición: que el tren sustituyera los vuelos entre grandes ciudades. Sin embargo, los altos precios han mantenido la cota de popularidad del transporte aéreo. "Con la misma inversión, se podría tener 7 veces más de ferrocarril que el que tenemos con la alta velocidad", añade Ordóñez. En el futuro, la apuesta debería ser por el tren de proximidad, según estos colectivos. Es la opción más sostenible, dicen, porque cohesiona la población y permite la supervivencia de núcleos rurales que se quedan vacíos de actividad económica más allá del ocio.

Así lo hizo Alemania, que cuenta con la red ferroviaria más sólida de Europa. Su apuesta por la alta velocidad se ha centrado en lograr mayor solidez para la red en puntos concretos. Por ello este país cuenta con menos kilómetros de esta tecnología, y con muchos en líneas de corta y media distancia. En España, dos millones de usuarios viajan cada día en las Cercanías de Renfe, frente a los 13.000 viajeros del AVE entre Madrid y Sevilla.

En realidad, el tren de alta velocidad sigue un modelo de unión entre grandes aglomeraciones, "algo que no existe en Alemania, cuya ciudad más grande es Berlín, con cinco millones de habitantes", añade Ordóñez. El resto de urbes son pequeños núcleos de población que no responden a la concentración de la actividad económica en varias grandes ciudades, como se ha estructurado España.

Mostrar comentarios