Retrasos en los centros de salud

"La odisea para saber si tengo el virus... mientras mis contactos hacen vida"

Gabriela Rodríguez ha contado a 'La Información' los retrasos, la burocracia y la falta de información que se encontró en el proceso de hacerse una prueba PCR en Madrid.  

Material dispuesto para realizar PCR de diagnóstico de Covid-19.

Material dispuesto para realizar PCR de diagnóstico de Covid-19.


23/7/2020
"La odisea para saber si tengo el virus... mientras mis contactos hacen vida".
EDUARDO SANZ/EUROPA PRESS

El Ministerio de Sanidad anunció este martes que ya ha hecho más de 4,6 millones de pruebas PCR entre los españoles, de las que 872.939 fueron destinadas a Madrid. Cada vez hay más, pero el número de test diagnósticas disponible y el ritmo de la gestión de los resultados parecen no estar creciendo al mismo tiempo que las demandas de los ciudadanos que buscan quitarse las dudas y sentirse seguros. Gabriela Rodríguez, una joven madrileña de 26 años, lo constató. Tuvo contacto con una persona positiva, pasó tres días esperando sus resultados y recibió recomendaciones  contradictorias de la Comunidad de Madrid y los propios médicos. 

"Todo por una fiesta. Me fui el fin de semana en coche de Madrid a una ciudad de provincia con una amiga de la Universidad para ver a mis abuelos. Ella me dijo que también irían otras dos chicas con nosotras y en ese momento me pareció una buena idea, sobre todo porque una de ellas era enfermera. No tuve preocupación alguna por el tipo de cuidados que tenían en estos tiempos. Pero, los problemas comenzaron en el viaje de vuelta cuando nos contaron de forma relajada que fueron a la discoteca la noche anterior, tomaron copas con personas desconocidas y no podían casi ni hablar por la resaca. El regreso fue muy incómodo. Ni siquiera se pusieron mascarilla. Yo me asusté y, como era de esperar, sucedió lo peor. Una semana después me escribió mi amiga por WhatsApp para contarme que las dos habían dado positivo en las pruebas. Entré en shock, pero lo que vino fue peor".

Esa misma tarde Gabriela llamó a su centro de salud y no obtuvo respuestas: "No pude pasar del robot que te dice pulsa nueve si quieres... Decidí entonces marcar el número de atención ciudadana de la Comunidad de Madrid y sí me atendieron de inmediato. Me recomendaron que fuera yo misma al centro -con todas las medidas de prevención posibles- para pedir la prueba. Eso hice. Me sorprendí cuando llegué y lo vi casi vacío. No entiendo por qué no me pude poner en contacto con ellos. Expliqué lo que necesitaba y a los cinco minutos se presentó una chica en la sala donde estaba para hacerme la prueba. Al salir me dijeron que me aislara y que recibiría los resultados en 48 horas. Yo pregunté si tenía que notificar a mis contactos estrechos de la situación y me dijeron que no. Yo igual lo hice por prevenir". 

La joven ha confesado que estuvo sumamente preocupada durante esos días porque había muchas personas, empezando por sus familiares y compañeros de trabajo, esperando los resultados de su PCR para hacer "vida normal". El problema es que estos no llegaron en 48 horas y los puntos de información del centro no cumplieron su cometido. "Esperé una noche más y pasé la mitad de la mañana del tercer día al teléfono sin resultados. Tuve que volver a contactar a la CAM y me sugirieron que fuera a solicitarlos en persona".

La sorpresa llegó cuando un médico la increpó y la tildó de "inconsciente" por personarse en el centro. Gabriela intentó explicarle lo sucedido, pero el profesional sanitario no quizo escuchar más. Le pidió que se quedara fuera, entró a la oficina y le devolvió los resultados de sus pruebas en un papel doblado mientras le decía con mala cara que tenía que mantener un aislamiento de 14 días por haber estado en contacto con un positivo. La joven pensó, por la imposición del aislamiento, que el resultado era positivo, pero resultó que no. "No entiendo por qué si di negativo en una prueba que me hice 10 días después del contacto me tengo que aislar. Igual lo hice. Llamé a una enfermera que conozco y me dijo que no era necesario. Es más, los médicos que atendieron a mi amiga que se hizo las pruebas el mismo día no le recomendaron esta medida. Hay mucho desorden y discrepancias. Viví una odisea de tres días para obtener mis resultados mientras algunos de mis contactos hacían vida normal y estaban posiblemente contagiando a otras personas. Todo por los retrasos. Es inadmisible. Deberían poder hacer pruebas de forma masiva". 

Esta es solo la historia de Gabriela, pero basta con ojear un poco los mensajes en Twitter sobre este tema para evidenciar que hay un bache en el sistema de pruebas que pone en duda la capacidad que tienen los Gobiernos de diagnosticar a los ciudadanos. Y, ni hablar de los rastreadores de contactos. Muchos expertos critican la falta de estos y Madrid es una de las CCAA que cuenta con menos alcance en esta materia. Las 'hormiguitas' que trabajan para Ayuso solo detectan entre 0 y 3 contactos por cada enfermo, según los datos del Ministerio de Sanidad. Además, la Comunidad de Madrid ha sido duramente cuestionada por no actualizar sus datos de la pandemia en los últimos días. 

Y este no es el único episodio que ha vivido Gabriela. La joven ha querido llamar la atención sobre el comportamiento de ciertos colectivos al contar cómo siete "chavales" se subieron a un tren en el que viajó la semana pasada para visitar a otros familiares sin mascarilla y gritando "locuras" como "nos vamos a morir igual, la mascarilla no sirve de nada, son todos unos borregos..." La madrileña ha descrito cómo los chicos se colocaban bien las mascarillas cada vez que pasaba el supervisor del vagón y después se las quitaban. Ella no pudo contener su enojo y les pidió que "por favor dejen de hacer ese tipo de bromas. Ninguno me miró. Solo uno se dirigió a mí para defender que  en España existe la libertad de expresión y yo puedo hacer y decir lo que me da la gana".  Pero, lo peor para la joven no fue el encontronazo, sino el hecho de que ningún pasajero del vagón la apoyara: "Todos se quedaron en silencio. Así va España. Nada va a mejorar con grupos de personas así de irresponsables y adultos incapaces de poner en su lugar a unos niños que no respetan las leyes en un tren". 

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