Con los ojos protegidos por gafas oscuras, delante de los cuerpos cubiertos con sudarios, el presidente Keita no quiso hacer un discurso. "Estamos aquí para aceptar la voluntad de Dios, que los acepte en su reino", dijo en la lengua local bambara.
El 20 de noviembre, el hotel fue atacado por hombres armados que retuvieron a unos 150 clientes y empleados cerca de nueve horas. El ataque, que dejó 20 muertos, además de los dos asaltantes, fue reivindicado por varios grupos yihadistas.
Entre los muertos se cuentan tres empleados del hotel, incluyendo una mujer, y dos vigilantes.
El dispositivo de seguridad fue impresionante, con militares apostados en los pisos de las inmediaciones.
Delante de los presentes, el dueño maliense del hotel, Cesse Kome, se comprometió a seguir pagando los sueldos de los tres empleados "hasta la mayoría de edad de sus hijos".
Los cinco fallecidos fueron condecorados a título póstumo por el presidente Keita con la Orden Nacional de Malí, como fue el caso en una ceremonia similar de tres clientes chinos, dirigentes de la empresa ferroviaria CRCC, encargada de rehabilitar la línea Dakar-Bamako.
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