Margallo reclama que “el paro y el esfuerzo” se “ponderen mejor” en el plan de cuotas de refugiados de la ue


El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, reclamó este lunes que parámetros como “el paro y los esfuerzos que se han hecho o que se realizarán en materia de inmigración y asilo” tienen que ponderarse mejor” en la Estrategia de Inmigración 2015 que la Comisión presentó el pasado miércoles.
Así se pronunció Margallo, en una rueda de prensa conjunta en Bruselas con el ministro de Defensa, Pedro Morenés, en la que explicó que “los criterios que se utilizan no están ponderados de acuerdo con lo deseado por el Gobierno español. Se tiene en cuenta en un 40% el PIB total, no el PIB por persona, en un 40% la población y sólo en un 10% el paro y los esfuerzos que se han realizado o que se realizarán en materia de inmigración y asilo”.
A su juicio, “el paro es el criterio más importante para determinar la capacidad de asimilación o de integración en las condiciones más dignas a los inmigrantes que vengan a España. Un país decente, que tenga unas políticas decentes, tiene que dar a los inmigrantes que vengan un puesto de trabajo, una vivienda, educación, una sanidad y unos servicios sociales para evitar el establecimiento de guetos dentro de nuestras fronteras”.
Por esa razón, manifestó que “en nuestra opinión el paro debe tener una ponderación superior al 10% que le otorga el documento de la Comisión”, al tiempo que señaló que “otro de los criterios que no está bien ponderado y definido es el tema del esfuerzo. El esfuerzo debe ponderarse más allá del 10% y teniendo en cuenta unas variables que no se tienen en cuenta. España hace un esfuerzo para controlar sus fronteras que redunda en beneficio de todo el conjunto de la UE”.
Esto le sirvió para explicar que entre 2013 y 2014 (comparando un año respecto de otro), en el Mediterráneo oriental se pasó de 24.799 migrantes a 50.569, un incremento del 104%. En el Mediterráneo central se pasó de 45.298 a 170.816 lo que supuso un incremento del 277%, mientras que en el Mediterráneo oeste, “el que realmente nos afecta”, se pasó de 6.352 a 7.285, un incremento del 15%.
“Esa disminución de los flujos de control de inmigración irregular no es fruto de la casualidad, sino que es fruto de una política exterior basada en varios ejes: relaciones políticas, relaciones de cooperación, políticas de ayudas al desarrollo económico. Todo ello ha de ser valorado”.
Margallo pidió que “se tenga en cuenta que España pasó de un porcentaje muy bajo en comparación con el resto de la UE en 2000 a un porcentaje superior al 12% en 2004, lo que contribuyó a que las personas que vinieron en los años del ladrillo estén en paro y requieran una atención especial. Ningún país puede asumir cargas que no puede asumir en condiciones de dignidad”.
Del mismo modo, aseguró que “no se trata de regatear sino de no crear falsas expectativas. Ningún país puede aceptar tener en su territorio a inmigrantes a los que no pueda atender en condiciones de dignidad”, al tiempo que precisó que “el respeto a los Derechos Humanos y a la dignidad es el norte de nuestra acción exterior. Una cosa es la inmigración por razones económicas y otra la salida por razones de conflictos. Sea cual sea la causa, las necesidades son las mismas. España está haciendo un enorme esfuerzo para acabar dentro de esas raíces con los motivos que les hacen abandonar sus países por razones de seguridad. El tema en origen se está atendiendo”.

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