Mary Help Collegue, donde los sueños son algo más que jirones de tela

  • La primera escuela en Etiopía que imparte clases de diseño de moda, Mary Help Collegue, se ha convertido en una fábrica de sueños donde más de 150 alumnos fantasean, entre rudimentarias tecnologías y máquinas de coser, con una independencia económica que les permita alejarse del lastre de la pobreza.

Isabel Peláez

Madrid, 22 mar.- La primera escuela en Etiopía que imparte clases de diseño de moda, Mary Help Collegue, se ha convertido en una fábrica de sueños donde más de 150 alumnos fantasean, entre rudimentarias tecnologías y máquinas de coser, con una independencia económica que les permita alejarse del lastre de la pobreza.

Nacer en Etiopía es una garantía de subdesarrollo para el 80 % de la población, que sobrevive con solo dos dólares al día (1,44 euros), así que Mary Help, la escuela de formación que regentan las Hermanas Salesianas desde 2001, supone un resorte moral y profesional para jóvenes que quieren aprender informática o diseño.

Sus aulas son el centro de reunión donde alumnos, voluntarios y profesores construyen un futuro alternativo. Entre todos, "tejen" un tamiz de ilusiones y esperanzas que, aunque no se puede ver ni palpar, es la materia prima con la que desarrollan luego su trabajo.

La periodista Ana Palacios se ha desplazado a la localidad de Zway, donde se ubica la escuela, para captar con su veterano objetivo la fortaleza y el esfuerzo de decenas de estudiantes de diseño que anhelan, más que nada, "ser independientes" y libres.

La periodista, reconocida por su trabajo de "dar visibilidad a lo invisible", como ella misma explica, ha retratado a las estudiantes de Mary Help en su último trabajo fotográfico, "Diseñadoras de sueños", donde la colorista ropa y la belleza exótica de las etíopes se funden en instantáneas llenas de pequeñas historias.

De los 155 alumnos de entre 18 y 25 años que estudian en Mary Help, 66 son mujeres. Con esta opción de vida, estas jóvenes pueden cambiar una situación social que las condena al ostracismo y a la desigualdad de género, y que las relega a las tareas del hogar.

Mary Help Collegue les ayuda, primero, a superar esas barreras sociales, y segundo, a recibir una buena formación que les permite ser "pioneros" en el negocio textil, "una industria poco desarrollada en Etiopía", explica Ana Palacios a Efe.

Para acceder a la institución, que se nutre de fondos de ONG como Manos Unidas y África Directo y no recibe ayuda estatal, los alumnos pagan una pequeña suma anual simbólica para acceder a la escuela, aunque la cuestión económica no es un impedimento si el aspirante a diseñador tiene el suficiente talento o simplemente una ilusión.

Las fotografías de Ana Palacios captan estilos de vida que llegan a occidente como ejemplos de superación. Una de esas grandes historias la encierran las gemelas Haimenot y Tigist Damtew, dos mujeres de 25 años que, aunque no estudiaron en la escuela, ponen rostro a esa naturaleza humana que puede sobreponerse a casi todo.

Con algo de ayuda, estas gemelas autodidactas, emprendedoras y condenadas desde su nacimiento a un entorno hostil y pobre, han montado un negocio de joyería que llega a Australia, Francia, Estados Unidos y Reino Unido y que mueven a través de Facebook.

No les entusiasma ni la fama ni el dinero, "lo que más les importa es que están enseñando a otras mujeres, a través de talleres formativos o ferias, a ser económicamente independientes", subraya Ana Palacios, "ser autosuficientes -añade- es el mayor de sus éxitos".

Mary Help Collegue es una alternativa real para niños y niñas que, aunque no consigan triunfar en el competitivo mundo de la pasarela internacional, pueden optar a puestos de trabajo en fábricas textiles o escuelas de confección locales.

Ana Palacios, nacida en Zaragoza y afincada en Madrid, se lleva algo cada vez que visita un país cuyas necesidades más básicas no aparecen precisamente en el orden del día de la agenda internacional. En su viaje a Etiopía, ha aprendido "que el esfuerzo es la herramienta más importante para el cambio".

Ella también enseña algo cada vez que su cámara capta un fragmento de vida en China, India o África. Se aprende, sobre todo, que el mundo es más amplio, más diverso y, por tanto, más rico. EFE.

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