Más ganas de feria y menos volantes

  • Los trajes de faralaes dejan paso a las bermudas y camisetas de tirantes en la Feria de Málaga que, tras varios años sufriendo los efectos de la crisis, ha comenzado con muchas ganas de pasarlo bien y más afluencia de público que en las ediciones anteriores.

Marta Ramos

Málaga, 18 ago.- Los trajes de faralaes dejan paso a las bermudas y camisetas de tirantes en la Feria de Málaga que, tras varios años sufriendo los efectos de la crisis, ha comenzado con muchas ganas de pasarlo bien y más afluencia de público que en las ediciones anteriores.

Málaga, completamente engalanada para la ocasión, ha comenzado su Feria superando las expectativas de público y se nota que la gente "está aburrida de hablar de la crisis y tiene muchas ganas de pasarlo bien", según ha contado a Efe Miguel de Hoyos, trabajador de la caseta San Miguel en el centro de la ciudad.

Si algo caracteriza a la Feria de Málaga, además del Cartojal (conocido vino de la tierra) y las biznagas (jazmines formando una flor), es el sofocante calor, lo que hace que colocarse el traje de faralaes sea una hazaña que va quedando para los niños pequeños y las personas mayores, como Victoria García, que a sus 75 años ha acudido al centro vestida de flamenca con sus amigas.

Aunque los trajes típicos cada vez más dejan paso a la ropa veraniega, son días de fiesta y hay que demostrarlo, por lo que lunares, flores y mantones de manila se combinan con la ropa de calle formando un atuendo cómodo y fresco.

Málaga fue la primera ciudad en celebrar su feria en el casco antiguo, y aunque ahora cuenta también con el recinto del Cortijo de Torres como escenario para estos días de fiesta, esta tradición perdura y son muchos los malagueños que acuden al centro de la ciudad a pasarlo bien.

Todos los rincones huelen a feria, pero el centro tiene un encanto especial. Nada más llegar a calle Larios dos grandes ramos de biznagas dan la bienvenida, las bandas de música animan el ambiente y los tradicionales puestos de almendras tostadas se mezclan con otros que venden sombreros, flores, mantones, catavinos e incluso pulverizadores de agua para hacer más llevadero el calor.

Las pandas de verdiales con sus cánticos y bailes sorprenden a los turistas que no conocen esta tradición de los pueblos de los Montes de Málaga, que cada vez cuenta con aficionados más jóvenes, según ha explicado a Efe David Fernández, el abanderado de la panda de Santón Pítar, que explica que acuden al centro para que "no se pierda la tradición".

Estas pandas interpretan tres tipos de bailes: el de la bandera, el de las parejas y el de tresillos, realizado por dos mujeres y un hombre; danzas acompañadas por guitarras, platillos, violines, panderos y castañuelas.

Entre las novedades de este año la más llamativa es el metro, pues es la primera vez que los malagueños se pueden mover por la ciudad en suburbano y, aunque aún no llegue al centro, es más rápido y más fresquito que el autobús.

El calor, los vinos de la tierra, los verdiales y el olor a biznaga se mezclan durante más de una semana convirtiendo a Málaga en la gran feria del verano de Andalucía.

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