Las argucias de El Chicle para 'alejarse' de la prisión permanente revisable

  • Durante toda la semana, los testigos que han ido declarando en el juicio por la muerte de Diana Quer dibujan un perfil de agresor sexual.
El Chicle durante el juicio
El Chicle durante el juicio
EFE

"Creo que nadie se merece pasar por algo así. Solo espero que la justicia ponga a cada uno en su lugar. Nadie va a devolverme a mi hermana y a él no deberían devolverle a la calle". Son palabras de Valeria Quer. Tanto ella como su padre, Juan Carlos Quer, piden la prisión permanente revisable para José Enrique Abuín por asesinar a la primogénita de los Quer: Diana. El único acusado, que el pasado lunes llegaba cabizbajo al juzgado, poco a poco va gesticulando y negando con la cabeza cuando se le retrata como un depredador sexual. En su declaración aseguró que se encontró con Diana por casualidad, que la mató sin querer y que hizo desaparecer su cuerpo por miedo. Pero por mucho que intentó apuntalar su declaración poco a poco se ponen en evidencia algunas de sus declaraciones que parecen estar llenas de argucias para evitar la mayor pena que reconoce el Código Penal. 

Durante la jornada de ayer, los testigos siguieron sosteniendo que El Chicle ha mentido ante el juez. Fue por ahora la jornada más triste, sobre todo para Valeria, que no pudo aguantar en sala mientras se daban detalles de cómo se recuperó el cuerpo de Diana. No fue la única. Hubo más rostros desencajados y sollozos tanto por el relato de los buzos que rescataron el cuerpo en postura antinatural del silo de la nave de Asados en el que permaneció durante 500 días, como por el visionado de los vídeos, que Abuín no miró ni una sola vez.

La fiscal Cristina Margalet quería remover conciencias, sabedora de la importancia de demostrar que hubo un móvil sexual porque de ello puede depender una condena a prisión permanente revisable y por tanto se ha afanado en la posición del cadáver, con las piernas extrañamente abiertas a modo de arco y a nivel de la zona pélvica e "híper extendido hacia atrás", que los expertos ven como algo insólito bajo el agua. La defensa, ejercida por María Fernanda Álvarez, mantiene la inexistencia de vestigios biológicos que acrediten que existió tal abuso.

La explicación de lo que sucedió según El Chicle fue así: en su declaración reveló que llegó a la nave después de casi arrojar el cuerpo a la misma ría  en la que arrojó el móvil de la víctima desde el coche en el puente de Taragoña pero no lo hizo porque "había gente en el muelle". Aseguró que de forma improvisada se acordó de la nave abandonada y a oscuras en  Asados en la que ya había robado antes madera y fue hasta allí.

Una vez en la fábrica llena de colchones abandonados que la fiscal, Cristina Margalet, describió de "película de terror", relató que saltó un portal, abrió un portón, metió el coche marcha atrás y bajó el cadáver de Diana en brazos hasta el sótano, donde había un pozo que aseguraba no conocer y mucho menos si tenía agua. "Si no llega a haber agua, la hubiera dejado ahí igual", reconoció. En menos de 24 horas escuchó a su amigo declarar que El Chicle no solo conocía el pozo, porque se lo enseñó, sino que también lo abrieron para ver hasta donde llegaba el agua

El pasado martes El Chicle siguió con su versión de lo sucedido: llevó el cuerpo junto al pozo y allí la desvistió, sin recordar si le había despojado de su ropa interior. No quería que en el asiento trasero del coche hubieran quedado vestigios de la ropa que el 22 de agosto de 2016 llevaba Diana se pudieran investigar. Luego relató que la sentó al lado del pozo, "le metí las piernas por el agujero y la fui dejando ir".

Aseguró que al volver a por el bolso para también deshacerse de él comprobó que el cuerpo flotaba y es entonces cuando le coloca dos pesos para hundirlo... pero seguía flotando . "El cuerpo quedó flotando boca a bajo y fue cuando decidí coger dos bloques y los até, pero el cuerpo se quedó flotando igual. A pesar de los bloques el cuerpo flotaba igual", dijo.

Ayer, los buzos de la Guardia Civil dejaron claro que un cuerpo de 1,75m. de altura y 60 kilos (Diana pesaba 53)  con un lastre de 18,4 kilos es físicamente imposible que flote. Son los buzos que bajaron hasta la profundidad en la que estaba suspendida la joven Diana, que no tenía ninguna prenda. 

Las contradicciones entre lo escuchado con el testimonio de El Chicle continuaron ayer. El jueves el jurado escuchó que, cuando era joven, a José Enrique Abuín le gustaba ir a los institutos para ver a chicas, a las que piropeaba insistentemente. Y su prototipo: morena, pelo largo y delgada. Les decía "guapas, tías buenas y morenas". En el juicio negó hablar en ningún momento con Diana y mucho menos seguirla. Pero en el móvil que un mariscador rescató sus últimos mensajes con un amigo de Madrid lo dejan en evidencia: "estoy acojonada", decía Diana antes de asegurar que le perseguí un gitano que decía "ven aquí, morena". 

Su móvil también le deja en evidencia después de escuchar al jefe de la unidad orgánica de Policía Judicial de A Coruña, que reveló su intención de ocultar sus movimientos la noche de los hechos, para lo que entregó un móvil diferente al que en realidad utilizó. Ya más tarde,contaba, dio otro terminal pero "totalmente formateado" en el que él mismo "sabía que no podía haber nada".

Y así, testigo a testigo, Abuín lleva ya cinco días sentado en la silla de los acusados con su letrada delante defendiendo que todo fue un homicidio involuntario. "Obviamente", El Chicle causó la muerte de Diana, exponía la letrada el martes, pero, a su entender, no hay pruebas objetivas de que inmovilizara a la joven, de que la metiera viva en el maletero del coche o de que la estrangulara en la nave, ha subrayado María Fernánda Álvarez. La defensora de El Chicle ha valorado que el propio acusado llevase a los agentes de la Guardia Civil hasta el lugar donde arrojó el cuerpo -un pozo de diez metros de profundidad- y que siempre haya respondido las preguntas de todas las partes durante la instrucción.

Muy afectado, Juan Carlos Quer ha dicho en declaraciones a los medios, tras la primera semana de juicio, que "la realidad no se puede tapar". "Día tras día, este individuo está más cerca de pagar como debe lo que ha hecho con una niña indefensa, que podría haber sido su propia hija", ha apuntado Juan Carlos, que ha pedido que no se le aplique "ningún atenuante", dado que El Chicle "nunca ha tenido la intención de atenuar el dolor de la familia".

Mostrar comentarios