Miles de arroceros y antigubernamentales presionan al Gobierno de Tailandia

  • Miles de arroceros tailandeses se manifestaron hoy contra el Gobierno, incapaz de cumplir sus promesas electorales con este colectivo, mientras los grupos antigubernamentales continúan con la presión en las calles de Bangkok.

Noel Caballero

Bangkok, 7 feb.- Miles de arroceros tailandeses se manifestaron hoy contra el Gobierno, incapaz de cumplir sus promesas electorales con este colectivo, mientras los grupos antigubernamentales continúan con la presión en las calles de Bangkok.

"Estamos sufriendo porque queremos invertir en la siguiente cosecha, pero todavía no hemos recibido el pago (subvención) por la anterior", declaró unos de los agricultores al canal "Channel News Asia".

Los arroceros bloquean actualmente dos carreteras que conectan las provincias centrales con Bangkok y organizan manifestaciones, como la de la víspera frente al Ministerio de Comercio para reclamar las ayudas.

El líder de las protestas antigubernamentales, Suthep Thaugsuban, viceprimer ministro del Partido Demócrata entre 2008 y 2011, ha aprovechado el descontento del campo para fortalecer su movimiento y hoy encabezó una marcha por Bangkok para recaudar fondos para los labradores.

Los arroceros de la meseta central demandaron este viernes al Gobierno ante la Comisión Nacional Anticorrupción por no pagar las subvenciones prometidas.

Esta comisión anunció a mediados de enero la apertura de un proceso para determinar si la jefa del Ejecutivo, Yingluck Shinawatra, incurrió en "negligencia" con las políticas arroceras que aplica desde su investidura, en la segunda mitad de 2011, y que han creado un agujero en los presupuestos del Estado.

A pesar de que el Gobierno se muestra reticente a hacer públicas las cifras de su programa de subvención del arroz, las asociaciones de exportadores estiman en unos 200.000 millones de bat (más de 6.000 millones de dólares o cerca de 4.500 millones de euros) las pérdidas anuales por este plan de ayuda que comenzó en octubre de 2011.

Los subsidios para los agricultores, una de las piezas centrales en la estrategia electoral de Yingluck, tasan la tonelada de arroz a 15.000 baht (456 dólares o 336 euros), el doble del valor de mercado calculado por los expertos.

A ese precio, los silos gubernamentales se han llenado de sacos de arroz que no encuentran comprador, hasta contener más de 20 millones de toneladas en febrero.

El Gobierno, además de no encontrar salida para este arroz, tampoco ha conseguido que los bancos le presten el dinero para sufragar su promesa a los arroceros.

Suthep amenazó anoche con asaltar los silos, incautar el arroz y venderlo para ayudar a los agricultores.

El líder antigubernamental ve en estos subsidios una nueva prueba de la corrupción del sistema político tailandés, que, en su opinión, sirve al clan Shinawatra para comprar de manera masiva los votos de la base rural del país.

Según el Instituto de Investigación de Desarrollo de Tailandia, el programa arrocero gubernamental ha beneficiado al 82 por ciento de los cultivadores de ingresos medios y altos y solo al 18 por ciento de los bajos, que representan al 30 por ciento del total.

El programa, que expira este 28 de febrero, además se ha visto afectado por la disolución del Parlamento, el 9 de diciembre, y las elecciones legislativas anticipadas celebradas el pasado día 2 con el boicot de la oposición parlamentaria y los seguidores de Suthep en las calles.

"El Gobierno (interino) no tiene el poder para tomar decisiones que comprometan al próximo Ejecutivo, así que el tema tardará tiempo en resolverse", manifestó Yingluck.

La formación del próximo Parlamento tendrá que esperar a que se vuelvan a celebrar elecciones en aquellas circunscripciones que no pudieron por culpa de las protestas antigubernamentales, lo que llevará unos meses.

La Asociación de Exportadores de Arroz en Tailandia estimó que el país exportará 7,5 millones de toneladas en 2014, por encima de los 6,6 millones de toneladas del ejercicio anterior, ante la necesidad del Gobierno de deshacerse de las existencias almacenadas, lo que repercutirá en un descenso del precio.

"Aún así podría tomar más de cinco años vender todos los excedentes acumulados", señaló a los medios el presidente de la asociación, Chareon Laothammatas.

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