Más de un millón de afganos regresaron a su país en 2016 desde Pakistán e Irán

EUROPA PRESS
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Algo más de un millón de afganos que residían en Pakistán e Irán han regresado durante 2016 a su país natal, una cifra récord que plantea importantes retos tanto al Gobierno de Ashraf Ghani como a las agencias de la ONU y las ONG que trabajan en el país, donde el conflicto con los talibán también ha provocado cerca de 590.000 desplazados en el último año.

Según los datos publicados por la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), un total de 614.225 afganos regresaron desde Pakistán, de los que 244.145 carecían de documentos y 370.102 estaban registrados como refugiados. De este total, el 93 por ciento de quienes regresaron al país lo hicieron desde julio.

El incremento de los retornos desde julio se explica, según la OCHA, por la continuada presión de las autoridades paquistaníes mediante nuevos requisitos de visado, una prórroga más corta de las tarjetas de prueba de registro --el documento que identifica a los afganos como tales en Pakistán y les permite entre otras cosas abrir cuentas o tener carné de conducir-- así como un incremento en las redadas, las detenciones y las deportaciones.

Además, en los últimos meses muchos se han visto empujados a regresar a su país de origen ante las menores oportunidades de trabajo así como de educación y atención sanitaria para los refugiados afganos, muchos de los cuales llevan décadas en el país y otros han nacido y se han criado en Pakistán.

Actualmente, el retorno voluntario de refugiados registrados, a cargo del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), se encuentra suspendido por el invierno, pero las llegadas de los afganos indocumentados residentes en Pakistán ha continuado, aunque a un ritmo inferior, según los datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Por otra parte, desde Irán han regresado durante 2016 un total de 443.968 afganos indocumentados, según la OIM, mientras que ACNUR ha llevado a cabo la repatriación voluntaria de 2.231 refugiados afganos hasta principios de diciembre.

DÉCADAS FUERA DE AFGANISTÁN

"Muchos de los que regresan han vivido fuera de Afganistán durante décadas y necesitarán apoyo del Gobierno y los actores humanitarios tanto a su llegada como mientras buscan reintegrarse en un país que ya tiene que hacer frente a un conflicto y desplazamiento generalizados", ha subrayado la OIM en su último informe sobre esta crisis.

Tanto ACNUR como la OIM están dando ayuda de primera necesidad y dinero en efectivo a quienes regresan, pero su asistencia solo llega a una pequeña parte del cerca de un millón de afganos que han retornado, de los que el 60 por ciento son niños.

Según la OCHA, el 51 por ciento de los afganos indocumentados que han regresado desde Pakistán no han recibido ayuda alimentaria ni monetaria. También plantea un reto su identificación y localización con el fin de proporcionarles la asistencia que requieren para poder rehacer sus vidas.

MUCHOS NIÑOS ENTRE LOS RETORNADOS

Del total de los más de 600.000 afganos que regresaron en 2016 a Afganistán, 111.000 son niños menores de 5 años, entre los que se han identificado algunos casos de malnutrición aguda y moderada y a los que se debería tratar.

Sin embargo, como reconoce la OCHA, debido al poco tiempo que pasan en los centros de tránsito en la frontera en Torjam y Spin Boldak, aproximadamente solo el 27 por ciento de los niños que pasaron por ellos desde septiembre recibió asistencia nutricional de emergencia.

Pero sin duda, el mayor reto durante los meses de invierno es que los retornados dispongan de alojamiento y comida, así como posibilidades de ganarse la vida, máxime cuando las estimaciones de la OCHA son que durante 2017 llegarán al país otros 630.000 afganos más.

En este sentido, los afganos retornados han reconocido que la ayuda en efectivo les resulta de más utilidad, ya que les permite cubrir los costes de transporte, alojamiento y comida de sus familias y en algunos casos incluso les ha dado para poder montar pequeños negocios.

Sin embargo, para que esta ayuda monetaria sea posible las agencias humanitarias tienen que seguir recibiendo fondos. De los 152 millones de dólares que la ONU pidió para atender la crisis de los retornados en 2016 solo se recibió el 60 por ciento.

EDUCACIÓN

El otro gran reto, además del alojamiento, es la educación. En general, según la OCHA tanto los menores retornados como los desplazados internos por la violencia no van a la escuela por falta de capacidad de las mismas para dar cabida a más niños, por falta de la documentación necesaria para poder matricularse, pese a que según la OCHA se ha dado instrucciones de que sí lo puedan hacer aunque no estén documentados, y por los costes asociados con la educación.

En diciembre, Save the Children ya denunció que los menores que regresan a Afganistán y no tienen acceso a la escuela tienen un mayor riesgo de verse obligados a trabajar o contraer matrimonio debido a la falta de documentación y dinero.

"Parte del problema es que muchas familias repatriadas dejan trabajos estables en Pakistán y cuentan ahora únicamente con sus ahorros, que se están acabando. Muchos viven en tiendas de campaña y carecen de refugio o seguridad", lamentó la directora de Save the Children en Afganistán, Ana Locsin, subrayando que "a menudo sienten que no tienen más opción que enviar a sus hijos a trabajar o casar a sus hijas".

"ME SIENTO COMO SI HUBIERA CAÍDO DESDE EL CIELO"

En muchos de los casos, quienes regresan lo hacen sin nada, después de haber gastado una importante suma de dinero para pagar el transporte hasta el paso fronterizo. "Me siento como si me hubieran dejado caer desde el cielo de vuelta a Afganistán", confiesa a la OIM Khargul, una viuda de 45 años que se trasladó a Pakistán hace diez años y ahora ha decidido volver con sus hijos.

Su caso es muy similar al de Chenoor Gul, que a sus 75 años ha decidido volver a Afganistán de donde huyó a finales de los años 1970 en plena guerra contra los soviéticos. "No tengo nada en Afganistán, ni tierras, ni familia", subraya a la agencia de la ONU.

"Soy un extraño aquí pero haré todo lo posible para comenzar una nueva vida por mi familia", añade, subrayando que él y su familia lo único que quieren "es vivir de forma digna". "Encontrar cobijo para mi familia es mi prioridad", subraya, visiblemente preocupado por cómo conseguirá este objetivo y cuidar de su mujer y sus hijos, que no conocen Afganistán.

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