Ministro de Educación de Haití propone reformar "la escuela del fracaso"

  • Cerca de tres millones de niños empiezan las clases este lunes en Haití, mientras que unos 400.000 se quedarán sin ir. El ministro de Educación, Nesmy Manigat, propone reformar un sistema educativo que es fuente de exclusión y de fracaso en el país más pobre de América.

"De todas formas un 10% de los niños, es decir unos 400.000, no irán a la escuela hoy", lamentó el ministro. "Y de 100 niños que entran a la escuela este año, menos de 10 llegarán a terminar la secundaria sin haber repetido o abandonado".

"Es una escuela del fracaso, un escuela que excluye", denunció Manigat.

La pobreza que enfrentan las familias es el primer factor que impide abordar serenamente el comienzo del año escolar en Haití, un país donde el INB (antes PIB per capita) por habitante es de 830 dólares y el 58,5% de la población es pobre, según datos del Banco Mundial.

"Se supone que la escolaridad es gratuita, por supuesto, pero siempre hay gastos accesorios que deben ser cubiertos por los padres", explicó.

El inicio del año escolar incluye comprar el uniforme, los libros y materiales escolares que "lamentablemente no todo el mundo está en condiciones de pagar", lamentó por su parte Jean Ludovic Metenier, Representante Adjunto de Unicef en Haití.

Es que el programa de educación universal, gratuita y obligatoria, lanzado por el presidente Michel Martelly, financia únicamente las inscripciones a la escuelas, y sobre todo no incluye a los establecimientos privados que cuentan con el 60% de los alumnos haitianos.

El ministro de Educación, recomienda que cada aula de secundaria cuente con un máximo de 60 alumnos. "Es algo que un ministro no debería repetir jamás porque deberíamos tener entre 35 y 40 máximo en un país como Haití", admitió.

"Lamentablemente en mi país, muchos salones de clase cuentan con un excesivo alumnado de 150, 200 alumnos. De esos 200 alumnos, apenas 10% aprueba el año escolar. Sus hijos no aprenden estrictamente nada", reconoció el ministro dirigiéndose a las familias pobres que no tienen otra opción que mandar a sus hijos al sistema educativo público.

Pero las aulas superpobladas no son el único obstáculo para acceder a una buena educación en Haití. La formación de los maestros también es un problema. El 85% no fue formado para el cargo o necesita una formación adicional.

"Tomando en cuenta el nivel de salarios, la profesión no atrae a mucha gente", comentó el ministro. "El salario es de 20.000 gourdes en promedio, es decir 300 euros (unos 335 dólares) al mes, no es gran cosa: no le permite a un individuo vivir realmente".

Los bajos salarios, sumado al retraso en los pagos, provoca que los profesores hagan huelga de manera periódica.

"El año pasado, las escuelas públicas perdieron el equivalente a un mes y medio de clases", dijo el ministro, quien habitualmente recuerda que en la vecina República Dominicana las clases comenzaron el 17 de agosto. "Haití no puede atrasarse: asegurar 200 días de clases es un desafío pero hay que hacerlo".

Con el fin de mejorar la calidad de la enseñanza y la competitividad de Haití, Manigat lanzó una reforma importante en los programas escolares: incluyó clases de educación cívica y economía.

"Cuando amamos a nuestro país, no tenemos otra opción. La educación de calidad no es un simple eslogan: es la condición sine qua non para que este país sobreviva", concluyó.

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