Misión católica liderada por monja española ayuda a jóvenes pobres hondureños

  • La española sor Elena Villalba llegó a Honduras tras el devastador huracán "Mitch", de finales de 1998, con el propósito de ayudar a los necesitados durante un año, pero su solidaridad le hizo quedarse y ahora dirige un centro que apoya a jóvenes pobres.

Germán Reyes

Trujillo (Honduras), 18 may.- La española sor Elena Villalba llegó a Honduras tras el devastador huracán "Mitch", de finales de 1998, con el propósito de ayudar a los necesitados durante un año, pero su solidaridad le hizo quedarse y ahora dirige un centro que apoya a jóvenes pobres.

Se trata de la Misión Católica La Milagrosa, que funciona desde 1968 en Trujillo, cuando en este paradisíaco lugar del departamento caribeño de Colón no había ninguna Hermana de la Caridad.

Las primeras Hermanas de la Caridad que llegaron a Trujillo el 6 de enero de 1968 fueron seis, entre ellas Josefina Arzoz Saenz, natural de Navarra, quien a sus 86 años todavía sigue en el centro que ahora dirige sor Elena.

"Yo trabajaba en Barcelona en un hospital, pero cuando el huracán 'Mitch', en 1998, me ofrecí para venir a ayudar porque yo había trabajado en África quince años; vine por un año a ayudar y, tanto me gustó (Trujillo), que me quedé", comentó sor Elena a Efe.

Agregó que en Trujillo le "cautivó la gente, su amabilidad, su manera de trabajar, su manera de ser y el cariño que nos tienen".

El centro del que es rectora desarrolla varios proyectos, uno de niños denominado "pobreza", que es subvencionado por el Hospital de Niños de Barcelona desde hace diez años.

Con ese proyecto se benefician 105 familias que llegan al centro a buscar alimentos para luego prepararlos en su casa.

Un segundo proyecto brinda medicinas y asistencia médica, incluso intervenciones quirúrgicas, mientras que el tercero está dedicado a unos 25 jóvenes de comunidades pobres aledañas a Trujillo, a quienes se les proporciona todo lo necesario para su formación.

La obra social de la Misión Católica La Milagrosa se completa con un proyecto de las damas de la caridad, que dirigen un taller de panadería, indicó sor Elena.

Añadió que cuando llegó al centro, estaba bastante deteriorado, pero con ayuda, principalmente de la Cooperación Española, se ha logrado mejorar por dentro y fuera.

Sor Elena destacó la importancia de la cooperación española, gestionada a través del embajador Luis Belzuz de los Ríos.

El centro donde estudian los 25 jóvenes cuenta con un amplio salón de clases, una biblioteca, un centro de oración, cocina, habitaciones, baños y áreas recreativas, entre otros espacios que hacen más agradable el ambiente en la Misión Católica La Caridad.

Los estudiantes, de educación primaria y secundaria, viven en el centro durante los diez meses del año lectivo, a manera de internado, donde se les brinda gratuitamente todo lo que necesitan.

En vacaciones, al final del año, los estudiantes, para quienes también se han abierto cursos de informática, base de datos, reparación de ordenadores e Internet, regresan a sus lugares de origen para estar con su familia.

Sor Elena indicó que "para nada" extraña su país, pero que va de vez en cuando a visitar a familiares, especialmente a dos hermanos.

Entre los estudiantes del centro figura Dinora Suyapa Reyes, quien tiene una familia de diez hermanos.

Reyes dijo a Efe que con la ayuda de las hermanas de la caridad espera terminar la secundaria y luego seguir estudiando hasta licenciarse en medicina, "para ayudar a los enfermos".

Sor Josefina Arzoz Saenz dijo Efe que lleva 45 años en Trujillo, y que antes de venir a Honduras trabajó de profesora 21 años en Barcelona como Hija de la Caridad.

Después, recordó, "pedí venir a misiones y tuve la suerte, la dicha de venir aquí, donde no había ninguna religiosa, ninguna Hermana de la Caridad".

Otra de las religiosas del centro es la salvadoreña Martha Dolores Segovia, quien llegó a trabajar a Honduras hace veinte años y recaló en Trujillo tras cumplir misiones en La Mosquitia y otros lugares del Caribe hondureño y en el norte del país.

"Mi quehacer en la casa es colaborar con estos jóvenes que están a nuestro cargo y también colaborar con el trabajo parroquial", dijo la monja salvadoreña.

Sor Martha también ayuda en el centro en la formación de las catequistas, un proyecto de educación de campaña infantil y agentes de pastoral de la parroquia San Juan Bautista.

Mostrar comentarios