"Mi hija no ha muerto de covid, pero lo ha pagado igual"

Muere de cáncer una joven en Burgos sin tener diagnóstico por la pandemia

Lidia González, de 22 años, fue operada de un tumor cerebral en mayo pero los resultados de la biopsia que revelarían el tipo de cáncer y el tratamiento a seguir tardaron dos meses en llegar, cuando ya había fallecido.

Un hospital.
Un hospital.
Imagen de Sasin Tipchai en Pixabay.

La pandemia del coronavirus se ha cobrado hasta la fecha la vida de 32.929 personas en España dejando además efectos colaterales en los tratamientos de otras enfermedades. El atasco en el sistema sanitario ha provocado la muerte de dos mujeres que no consiguieron citas médicas a tiempo pese a tener dolores que después resultaron ser provocados por cáncer, una situación que se ha repetido en Burgos con el fallecimiento de Lidia González. Ella es la tercera fallecida por un cáncer mal atendido y tratado durante la pandemia.

Esta joven de 22 años de Melgar de Fernamental perdió la vida por un tumor cerebral en julio... sin llegar a ser diagnosticada y "sin recibir ningún tratamiento", según informa el diario 'El Norte de Castilla'.

Lidia comenzó a notar los primeros síntomas en mayo, entre los que se incluían mareos, náuseas y pérdida de visión. Acudió a las urgencias de Palencia, localidad en la que residía, desde donde fue enviada al hospital Clínico de Valladolid para ser operada al hallarle un tumor en el lado izquierdo del cerebro.

El 14 de mayo fue operada y la enviaron a casa a la espera de los resultados de una biopsia del tumor extirpado. Sin embargo, esos resultados claves para llevar a cabo su tratamiento no llegaron a tiempo: para cuando lo hicieron, dos meses después, Lidia ya había fallecido.

Sin tratamiento

"Había que poner nombre y apellidos al cáncer que padecía para que el oncólogo de Burgos pudiera ponerle un tratamiento cuanto antes", señala Lidia García, madre de la fallecida, al mismo diario.

Según ella, les dijeron que los resultaron tardarían "solo unos días", pero no fue así. Mientras, Lidia empeoraba progresivamente, teniendo dificultades para caminar y temblores en las manos hasta que el 12 de julio, sin haber recibido un diagnóstico, fallecía. "Mi hija no ha muerto de covid, pero lo ha pagado igual", concluye su madre.

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