Mueren 15 civiles al caer obús en parada en Donetsk y Kiev cede el aeropuerto

  • El ataque con fuego de artillería perpetrado hoy contra una parada de transporte público en la prorrusa Donetsk dejó al menos 15 muertos, mientras las fuerzas ucranianas cedieron posiciones en el estratégico aeropuerto tras varios meses de enconada resistencia.

Borís Klimenko

Kiev, 22 ene.- El ataque con fuego de artillería perpetrado hoy contra una parada de transporte público en la prorrusa Donetsk dejó al menos 15 muertos, mientras las fuerzas ucranianas cedieron posiciones en el estratégico aeropuerto tras varios meses de enconada resistencia.

Eran las 8:30 de la mañana cuando un proyectil impactó contra la parada, frente a la que se encontraba un trolebús y un número indeterminado de pasajeros y transeúntes, una veintena de los cuales resultaron heridos.

Debido al impacto del obús, el trolebús ardió en llamas, al igual que algunos coches aparcados en las inmediaciones, mientras un edificio colindante de cinco plantas sufrió importantes desperfectos.

Éste es el segundo ataque en las últimas dos semanas contra el transporte público en Donetsk, ya que el 10 de enero diez civiles murieron cuando el autobús en el que viajaban fue alcanzado de lleno por un proyectil.

De inmediato, el jefe de la "república popular de Donetsk", Alexandr Zajárchenko, aseguró que el ataque de hoy había sido obra de las fuerzas gubernamentales.

En represalia, horas después el propio Zajárchenko ordenó pasear por las calles de la ciudad a los 18 soldados ucranianos hechos prisioneros en la batalla por el control del aeropuerto para su escarnio público, unas crudas escenas cubiertas profusamente por la televisión rusa.

Uno de ellos, supuestamente el oficial de más alto rango de los "ciborg" -como son conocidos los soldados ucranianos apostados en el aeropuerto-, fue trasladado hasta la misma parada, donde fue humillado y golpeado por la multitud.

"Fascistas" y "asesinos" fueron los gritos proferidos por la muchedumbre, que obligó a los prisioneros de guerra a ponerse de rodillas.

En cambio, el mando militar ucraniano culpó de la tragedia a los milicianos rebeldes, aduciendo que las fuerzas gubernamentales se encuentran desplegadas a 15 kilómetros del lugar del siniestro.

Fue aún más allá el primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, quien responsabilizó directamente de la matanza de civiles a la vecina Rusia.

En respuesta, el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, tachó el ataque de "crimen contra la humanidad, una burda provocación destinada a minar los esfuerzos para el arreglo pacífico de la crisis ucraniana".

Lavrov, quien pidió una "urgente investigación" internacional del suceso, denunció que "resulta evidente que al 'partido de la guerra' en Kiev y a sus benefactores no les frenan ni siquiera las pérdidas humanas".

Según los portavoces rebeldes, otros once civiles murieron durante la noche en los bombardeos gubernamentales contra Górlovka, otra de sus principales plazas fuertes en Donetsk.

Mientras, Kiev reconoció hoy que se vio obligado a abandonar sus posiciones en el aeropuerto, donde sus tropas resistieron desde el verano pesado los incesantes ataques de las milicias insurgentes, un duro golpe para la moral de las fuerzas gubernamentales.

"La epopeya de su defensa duró 242 días. Los soldados ucranianos resistieron en unas condiciones en las que defenderse es prácticamente imposible", escribió "Azov" en su Facebook.

No obstante, el portavoz de las fuerzas ucranianas, Vladislav Selezniov, matizó que los soldados únicamente abandonaron la nueva terminal para replegarse a la zona de la torre de control y las pistas situadas en el sur de las instalaciones.

En la nueva terminal, reconstruida en 2012 para la Eurocopa de fútbol, "no hay lugar donde esconderse", dijo el militar, en referencia que el edificio ha sido reducido a escombros, entre los que se encuentran abandonados algunos cadáveres de militares.

Según los rebeldes, casi 600 soldados ucranianos murieron en los últimos días en los combates por el control del aeropuerto y de las localidades aledañas de Peski y Avdeévka, mientras otros 44 han sido apresados.

En Berlín, ayer se acordó el repliegue del armamento pesado de una zona de seguridad de 30 kilómetros, tras las consultas mantenidas por los ministros de Exteriores de Ucrania, Rusia, Alemania y Francia.

Ahora es el turno del Gobierno de Kiev y los separatistas prorrusos de ponerse de acuerdo sobre los plazos del repliegue, algo que ambos bandos no han sido capaces de hacer desde la firma de los acuerdos de paz de Minsk en septiembre pasado.

La Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) informó hoy de que más de 5.000 personas han muerto en el conflicto que estalló en abril pasado en el este de Ucrania.

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