Mujeres, niñas y minorías sexuales, principales víctimas de la tortura


Mujeres, niñas y personas pertenecientes a minorías sexuales son las principales víctimas de torturas en todo el mundo, sobre todo aquellas que trabajan por los derechos humanos.
Así lo pone de manifiesto un informe de Amnistía Internacional, publicado hoy con motivo del Día Internacional en Apoyo a las Víctimas de Tortura, que se celebra el 26 de junio.
Bajo el título 'Torturadas por lo que son, torturadas por lo que hacen', este trabajo llama la atención sobre la especial crueldad que sufren las mujeres activistas, opositoras políticas o que simplemente “no se callan y denuncian lo que les pasa”.
Según sus resultados, mujeres y niñas se ven “doblemente afectadas por la tortura”, que padecen en modos más graves si cabe que sus compañeros. Tales fueron los casos de las activistas detenidas en Yemen y Barheim, y de las llamadas “pruebas de virginidad” en Egipto, que las fuerzas de seguridad siguieron practicando pese a su prohibición.
En zonas de guerra como República Democrática del Congo y Costa de Marfil, las violaciones masivas y públicas para crear el terror, la propagación intencionada del sida, las humillaciones sexuales a mujeres, la esclavitud sexual y el empleo de niñas soldado son asimismo prácticas habituales.
Otras formas de tortura que afectan específicamente a las mujeres son los matrimonios forzosos (en Afganistán el 56% de las novias se casa con menos de 16 años) y la mutilación genital, que provoca infecciones generalizadas y recurrentes, aumenta el riesgo durante el parto, incrementa los contagios de VIH, deriva en relaciones sexuales dolorosas y puede llegar a ocasionar la muerte.
Finalmente, Amnistía denunció las esterilizaciones forzosas llevadas a cabo en China, Eslovaquia o Perú, así como la prohibición del aborto ante casos de violación o de peligro físico para la madre como en Nicaragua.
En su opinión, prohibir totalmente el aborto “constituye una violación de los derechos humanos de mujeres y niñas, incluido el derecho a no sufrir tortura o trato cruel, inhumano o degradante”.
MINORÍAS SEXUALES
Otro colectivo al que las torturas por parte de fuerzas estatales afecta de forma especial es el de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales (LGTB). En ciertos países, la homosexualidad está castigada con cadena perpetua (caso de Uganda) y con distintas penas de cárcel, asegura AI.
La gran mayoría de estados ya no contempla esta práctica como delito, pero las agresiones (violaciones a transexuales y lesbianas o pruebas anales a homosexuales) resultan frecuentes. Así por ejemplo en Honduras, los asesinatos de activistas transexuales ni siquiera llegaron a ser investigados.
Por todo ello, Amnistía pidió a los estados acabar con las leyes discriminatorias, garantizar la custodia efectiva de los detenidos, no admitir en los juicios pruebas obtenidas bajo tortura e investigar las denuncias de forma independiente.

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