A la espera de más datos

El drama de Haro: la niña en el forense, la abuela ahogada y la madre en psiquiatría

Encuentran el cuerpo de la abuela de la niña que apareció muerta en un hotel
Encuentran el cuerpo de la abuela de la niña que apareció muerta en un hotel
EFE

Adriana es la única que sabe lo que sucedió en la habitación 404 del hotel Los Bracos donde su hija apareció muerta y tapada con una manta en una de las camas cuando entró la Policía después de que un vecino alertara de que una mujer podría arrojarse al vacío. Allí parecía estar esperándoles, sentada en el alféizar de la ventana. Ahora los que esperan son los agentes que la custodian en el módulo extrapenitenciario del Hospital San Pedro de Logroño. Está detenida y bajo la supervisión del área de psiquiatría del centro. No le han tomado declaración. Presenta el mismo cuadro de ansiedad que hace dos días cuando, con cortes por todo el cuerpo, fue trasladada hasta la ambulancia que esperaba en la calle dejando cuatro plantas más arriba el cuerpo de una pequeña a la que los vecinos llamaban la niña "de la eterna sonrisa". Era el principio de una tragedia que no recuerdan en La Rioja en décadas. Tan solo 24 horas después se conocía que la abuela de la pequeña -y madre de la detenida- también estaba muerta. 

En el río Ebro a su paso por Logroño, a 150 metros de un bolso, aparecía un cuerpo a las 12:00 horas de ayer. Un amplio dispositivo se desplegaba en la ribera del río situada en la parte trasera de la plaza de toros de Logroño desde primera hora. Equipos de agentes de La Rioja y Madrid, un helicóptero, buceadores... todos peinaban el cauce del río. Buscaban a la abuela. Llevaba 24 horas desaparecida, desde que se empezaron los interrogatorios a toda la familia. Ella pasó las últimas horas del domingo en la capital riojana junto a la menor y su hija, si bien no llegó a registrarse con ellas en el hotel, según fuentes de la investigación a La Información. Era buscada tanto en Logroño, donde se trataba de reconstruir sus últimos pasos, como en la ciudad riojana de Haro, su lugar de residencia junto con la detenida y un hermano de ésta, y donde aparecieron unas cartas dirigidas a varios miembros de la familia de la ahora detenida que podrían tener un contenido incriminatorio. 

¿Cómo murió Carolina? ¿Cuándo? ¿Ingirió la pequeña algún calmante? ¿A qué hora deja su abuela el hotel? Son preguntas clave que están sobre la mesa de los investigadores para empezar a determinar si en el momento del fallecimiento de la pequeña en la habitación estaban solo madre e hija y conocer con más detalle cómo falleció. Algunos medios apuntan a que la niña murió asfixiada, pero falta por conocer ciertos análisis toxicológicos enviados al Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, en Madrid.

Javier, el padre de la pequeña, separado de Adriana, denunció a última hora del domingo que su exmujer había incumplido el horario de entrega de la menor, lo que ya había ocurrido en otras tres ocasiones. No tardó ni dos horas en presentarse en el cuartel de la Guardia Civil de Haro. Su madre, Luci, pudo ser la que le insistió para que lo hiciera. Su pequeña no llegaba. Luci y Ángel son los abuelos paternos de la pequeña a la que muchos días llevan al colegio, al que ayer acudió un equipo de psicólogos para ayudar a los profesores a afrontar la trágica noticia. "Estamos todos mal", decían a este medio desde el centro San Felices de Bilibio, declinando cualquier otra valoración más allá del dolor que sienten. La misma pena envuelve otro colegio, en el que Javier era profesor de Educación Física en San Asensio. 

Este hombre, que tras la ruptura había encontrado una nueva pareja, tenía la custodía de la pequeña Carolina. Los problemas que surgieron a raíz de esa separación eran conocidos por los vecinos de los abuelos paternos, según afirman a este medio. "Desde que perdió la custodia no lo encajó", intuyen. Falta por saber si fue el desencadenante del tratamiento psiquiátrico que recibía la madre desde 2018, según apuntan algunos periódicos. Ambas familias eran muy conocidas en Haro. No sería la primera vez que se veía a Adriana junto a su madre y hermana pedirse una ración de bravas en algún bar de la localidad con un refresco "aunque últimamente ella no venía", aseguran desde la cafetería Nido. Tanto allí como en el Bar Avenida la conversación gira en torno a la pena que sienten por esa pequeña que ha perdido la vida y cuya historia puede tener el triste final de que haya sido su madre la que lo haya hecho.

De ser así, al menos dos menores habrían muerto por causas violentas en lo que va de año en España, según los últimos datos recogidos por la ONG de infancia Save The Children. En ambos casos, las niñas fallecieron presuntamente a manos de uno de sus progenitores. El primero de los casos ocurrió el Día de Reyes en Esplugues de Llobregat (Barcelona) donde un hombre mató presuntamente a su mujer y a su hija de 3 años, siendo contabilizado por el Gobierno como un caso de violencia de género. El segundo caso habría tenido lugar este pasado lunes. 'Por Carolina', se lee en los carteles que portan los vecinos en las distintas concentraciones que han tenido lugar en la localidad jarrera en recuerdo de la pequeña "simpática y risueña que echaremos mucho de menos". 

Las concentraciones coinciden en fecha con otro caso que tiñe de negro la lista de muertes de pequeños a manos de sus madres. Ahora se ha conocido que el incendio de una vivienda de Laredo (Cantabria) en el que murieron una mujer y su hija fue "provocado", según ha concluido la investigación. El fuego tuvo lugar la madrugada del 4 de octubre de 2019 y tras el mismo se comprobó que las ventanas del piso estaban precintadas -con cinta aislante o adhesiva para que no saliese el humo- y dentro se hallaron también elementos para acelerar las llamas, como pastillas que se usan en barbacoas, que estaban esparcidas por el interior de la vivienda, según adelanta Europa Press. Fue un vecino que llegaba de trabajar el que alertó de lo que ocurría, al ver salir humo por debajo de la puerta, a la que llamó sin obtener respuesta. La mujer fallecida era natural del País Vasco, auque residía desde hace años en Laredo, de donde era su hija y también su ex marido y padre de la niña, que tiene un negocio de fontanería.

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