33 años después

Una carta, una caricatura, una peña... Se reactiva la búsqueda del niño pintor

El ‘niño pintor de Málaga’ morirá oficialmente mañana
El ‘niño pintor de Málaga’ morirá oficialmente mañana

Más de 33 años con el corazón en un puño esperando una llamada de teléfono. Así vive Antonia Guevara, la madre del niño pintor de Málaga desaparecido el 6 de abril de 1987, cuya investigación vuelve a abrirse. Un nuevo equipo de investigación revisará todos los documentos e intentará recomponer el puzle. Judicialmente es un caso prescrito, pero la familia de David Guerrero no ceja en su empeño de saber qué sucedió en aquellos 150 metros en los que un niño de 13 años, que solo llevaba un maletín de pintura, un bonobús y un plano para llegar a la galería en la que exponía una obra suya, desapareció sin dejar rastro. 

Sus familiares siguen aferrados a la idea de que "sigue vivo", aunque hayan tenido que seguir los trámites para que a efectos legales se le considere una persona fallecida. Era la única manera para que "los poquillos ahorros se pudieran repartir como herencia tras la muerte de mi marido", recordaba la madre a La Información. Antonia aseguraba que "la vida sigue", aunque se detiene cada vez que el nombre de su "pequeño" aparece. A la pena de su desaparición llegó el momento en el que falleció su marido y "bloquearon los pocos ahorros que había porque constaban tres herederos"... y faltaba uno. 

Su caso parece resistirse a cerrarse del todo, en parte por la insistencia de los familiares de David, que ahora han iniciado una investigación en paralelo. Mientras, un grupo de la unidad adscrita a los juzgados en la Ciudad de la Justicia se pondrá al frente de uno de los casos más misterioso de desapariciones en España. La primera fase será recopilar todas diligencias, repartidas entre el juzgado y cinco cajas guardadas en la comisaria de Málaga, como desvela Diario Sur. Toca identificar lo que se hizo y lo que queda por hacer. Puede que las nuevas técnicas abran nuevas puertas en un caso que parece un laberinto. 

"Ver que el caso no se cierra da subidón porque no está metido en un cajón y cerrado", confiesa a este diario Antonia, que prefiere contener la alegría a la espera de obtener nuevos resultados. Al igual que la madre del chico de los cajeros, Pedro Matías, ella también tiene fotografías de su hijo desaparecido por todas partes "y se le dan los buenos días y las buenas noches". 

David Guerrero desapareció el primer lunes de abril de 1987 cuando se dirigía a la exposición donde había un cuadro suyo. Allí había quedado con los periodistas de una radio. No llegó. Su madre fue la última que le vio salir del portal. Nadie recuerda que subiera a ese autobús cuya parada estaba a menos de 150 metros de su casa. Pero el caso del niño pintor se resiste a evaporarse: en 1990 una camarera de un hotel encontró una servilleta con su nombre escrito junto al del barrio.

En esa habitación había estado un hombre de unos 70 años al que no se le pudo interrogar porque cuando la policía dio con sus paradero, en Suiza, ya había muerto. Una caricatura muy parecida de él apareció años después en el buzón de una compañera de clase de David. No es el único hilo desde el que se ha tirado en esta investigación. Una carta anónima que recibió Antonia en el buzón y en la que se apuntaba a la peña el Cenachero también parecía ser definitiva para resolver un caso que sigue enredándose más que aclarándose. 

Todas estas respuestas podrían empezar a tener respuesta si ahora los investigadores logran localizar un indicio, una pista sobre qué pudo pasar. Para ello se ha puesto al frente a un nuevo equipo que no esté contaminado por los años de búsqueda. "Hasta que no se demuestre otra cosa, esperamos que regrese", dice siempre Antonia. 

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