Nuevos pobladores para antiguos pueblos

  • La crisis ha motivado los desplazamientos de las ciudades a los pueblos en busca de una vida más económica, lejos de la presión y del estrés.

Alija del Infantado, León
Alija del Infantado, León
lainformacion.com

Un domingo por la tarde cambió la vida de José Manuel. La televisión anunciaba que el pueblo de "Alija del Infantado" estaba buscando nuevos habitantes. Casado, con cinco hijos y sin trabajo decidió hacer la maleta y mudarse a la localidad leonesa.

"Ví el pueblo en la televisión y llamé interesándome. Envié todos mis datos en junio y en un mes y medio ya estaba aquí" explica José Manuel.

El pueblo se anunciaba como la tierra prometida: ofrecía a los nuevos habitantes un terreno para poner un huerto y 300 euros mensuales, además les exhimía de pagar tanto los impuestos como la luz y el agua. Eso sí, para llegar a ser un nuevo alijano había que cumplir un requisito: ser una familia con cinco o más hijos y no superar los 35 años.

Según el ministerio de Medio Ambiente, en los últimos 40 años la población de los municipios españoles de menos de 10.000 habitantes ha pasado de ser el 57% a suponer el 23% mientras que las zonas rulares ocupan más del 80,2% de la superficie total de nuestro país.

Sin embargo, la crisis económica está cambiando esos movimientos migratorios. Son muchos los que se plantean ir a vivir al campo en busca de una vida más tranquila y segura, al margen de problemas económicos.

De hecho, el Ayuntamiento de Retortillo de Soria llegó a recibir más de 2.000 llamadas de personas interesadas en mudarse a la localidad. El secreto de su éxito era simple: empleo y vivienda a un precio asequible. El número de plazas ofertadas eran diez, pero todavía hoy, nueve meses después del anuncio, el teléfono del Ayuntamiento sigue sonando con personas que quieren trasladarse a la localidad.

El empujón de la crisis

"Llevaba seis años trabajando en el Palau de la Música" explica Andrés, un valenciano de 43 años "con el rollo de la crisis me dijeron en diciembre de 2008 que iban a hacer recortes, y me recortaron. Yo era autónomo así que cuando me vi en la calle no tenía ni paro ni nada".

Durante el año siguiente Andrés se dedicó a buscar diferentes proyectos de repoblación en Ávila, Zamora... hasta que llegó a Aguinaliú, un pequeño pueblo de la provincia de Huesca donde en la actualidad viven 20 personas.

"Vine para un par de días y me encantó", explica Andrés ilusionado "llegué con mil euros, alquilé una casa y me puse a hacer portes y mudanzas a moverme por ferias, a hacer de peón, cuidar ovejas... Vivir aquí me cuesta lo mismo que el alquiler en Valencia".

Son muchas las maneras para conseguir una casa en un pueblo abandonado o con necesidades de aumentar su población. Aparte de la compra de una propiedad existen un gran número de iniciativas para aquéllos que se estén planteando un cambio de aires: asociaciones, ecoaldeas, ayuntamientos que intentan atraer nuevos pobladores e incluso ONGs.

Cada proyecto tiene su propia peculiaridad, sus propios objetivos pero todos coinciden en un aspecto: es necesario que las personas que se trasladen a la zona tengan intención de establecerse, entablar relación con los vecinos y no vayan sólo por el empleo o la casa.

"Alija del Infantado llegó a tener en su día 2000 habitantes o más. Cuando pusimos en marcha la iniciativa éramos unos 800, ahora somos unos 870" afirma el alcalde de la localidad, Luis Gómez-Villaboa "son personas muy mayores las que hay aquí, si tienes un poco de visión de futuro en 20 años no queda nadie".

Parece que de momento el proyecto funciona, aunque todavía quedan algunas casas libres. "Yo estoy muy contento" asegura José Manuel "ahora mismo no se me pasa por la cabeza volver a Madrid, aquí tengo de todo, mis hijos están contentos en el colegio y cada vez hay más niños en la escuela".

Un pueblo alternativo moderno, en Huesca

Un espacio para la cultura, el arte, proyectado hacia el futuro..., en definitiva "un pueblo alternativo moderno" es el proyecto en el que José Luis Alcázar lleva años trabajando. "Llevo muchos años pensando en una idea para crear una nueva vida rural moderna, que sea una alternativa a lo urbano".

El programa se está llevando a cabo en Aguinalíu, una pequeña localidad situada 640 metros de altura cerca de las poblaciones de Juseu y Torres del Obispo, en la provincia de Huesca. "Llevo tiempo desarrollando el proyecto, hemos comprado el pueblo pero quiero hacerlo poco a poco. No me interesa que se convierta en un campo de refugiados urbanos" afirma Alcázar.

Alrededor de 200 personas han expresado su deseo de asentarse en la localidad, de momento una pareja de Algeciras llegará a fin de mes, sin embargo José Luis Alcázar es rotundo en este asunto "lo de repoblar no me interesa, el mundo rural ofrece un espacio para reflexionar, crear... que con los medios de comunicación modernos permite estar más anchos que en la ciudad. No se trata de ocupar por ocupar lo rural, sino de integrarlo en un futuro sostenible".

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