Obama evita pronunciarse sobre Chen pero subraya necesidad de respetar DD.HH.

  • El presidente de EE.UU., Barack Obama, declinó hoy pronunciarse acerca del paradero del disidente chino Chen Guangcheng o negociaciones con Pekín sobre su futuro, y se limitó a subrayar que "la relación con China será más fuerte a medida que veamos mejoras en lo relativo a derechos humanos".

Washington, 30 abr.- El presidente de EE.UU., Barack Obama, declinó hoy pronunciarse acerca del paradero del disidente chino Chen Guangcheng o negociaciones con Pekín sobre su futuro, y se limitó a subrayar que "la relación con China será más fuerte a medida que veamos mejoras en lo relativo a derechos humanos".

En una rueda de prensa junto al primer ministro japonés, Yoshihiko Noda, Obama recordó que cada vez que las autoridades estadounidenses se reúnen con sus pares chinos Washington saca a relucir la cuestión de los derechos humanos.

"Es lo correcto, responde a nuestras creencias y a la libertad, pero también creemos que China será más fuerte" a medida que aumente su respeto por los derechos, indicó Obama.

No obstante, como ha hecho hasta ahora el Gobierno de EE.UU., rehusó pronunciarse acerca del caso de Chen, quien escapó la semana pasada de su arresto domiciliario extrajudicial en su vivienda de Linyi, en la provincia oriental de Shangdong, y logró huir a Pekín.

Al parecer, el abogado autodidacta ciego se encuentra bajo la protección de los diplomáticos estadounidenses en la capital china, aunque este extremo no ha sido confirmado ni por las autoridades estadounidenses ni por las chinas.

El secretario de Estado adjunto de EE.UU. para Asia, Kurt Campbell, se encuentra en Pekín para, aparentemente, negociar el destino de Chen, en una visita fuera de programa.

Inicialmente, el Departamento de Estado ni siquiera había confirmado la presencia de Campbell en Pekín, aunque hoy la portavoz de ese departamento, Victoria Nuland, admitió que el alto funcionario se encuentra en la capital china.

El caso de Chen representa el mayor escollo en décadas en las relaciones entre EE.UU. y China, y ambas partes se encuentran inmersas es un delicado proceso de negociación para evitar repercusiones en unos lazos bilaterales de suma importancia para ambos países.

La fuga del abogado será la gran protagonista de la visita esta semana a Pekín de la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, y el secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, a Pekín para participar en la nueva ronda del Diálogo Estratégico y Económico entre los dos países.

Clinton tiene previsto partir de Washington esta misma noche hacia la capital china.

El caso Chen arroja ecos de una situación similar vivida tras la matanza de Tiananmen en 1989, cuando el disidente Fang Lizhi se refugió en la embajada estadounidense en Pekín y permaneció allí durante un año mientras los dos Gobiernos negociaban sobre su futuro.

Se trata además de la segunda ocasión en que los diplomáticos estadounidenses se ven inmersos, sin proponérselo, en la política interna china.

El pasado febrero, el jefe de Policía de la ciudad de Chongqing, Wang Lijun, acudió al Consulado de EE.UU. en la cercana Chengdú, donde permaneció durante 24 horas antes de entregarse a las autoridades centrales chinas.

Aquel incidente fue el detonador de la caída del influyente líder del Partido Comunista en Chongqing, Bo Xilai -a cuya esposa Wang vinculaba con la muerte de un empresario británico-, un suceso que ha desatado la mayor crisis en la política china de los últimos 20 años.

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