Condenado por obligar a su hija a atiborrarse de comida al grito de "gorda"

  • El padre le preparó varios bocadillos, ensalada, oreja y queso con la intención de que la niña se lo comiera todo.
Audiencia Provincial de Pontevedra
Audiencia Provincial de Pontevedra

La Audiencia de Pontevedra ha confirmado la condena a un padre que tendrá que pagar una multa de 150 euros por haber forzado a su hija a ingerir "grandes cantidades" de comida mientras le gritaba y le llamaba "gorda" y "guarra". Este fallo judicial confirma la pena impuesta por el juzgado de instrucción número 2 de Pontevedra, condenando a este padre por un delito leve de coacciones.

Los hechos se remontan a agosto de 2016, cuando la menor se encontraba en el domicilio de su padre conforme al régimen de visitas que, en aquel momento, estaba vigente tras la separación de sus progenitores. La sentencia declara como hechos probados que la niña, que venía de comer con una amiga, llegó a casa y le dijo a su padre que quería cenar.

El acusado, "enfadado por los hábitos alimenticios de la menor", decidió hacerle comer "mucha comida", según recogen los magistrados, y le dijo que iba a comer hasta que él dijese que parase. De esta manera, el padre le preparó varios bocadillos, ensalada, oreja y queso con la intención de que la niña se lo comiera todo.

En medio de los gritos del progenitor y la "tensión del momento", relata la sentencia de la Audiencia de Pontevedra, éste llamó a su hija "gorda y guarra". La escena duró cerca de una hora, hasta que el hermano de la menor, que también se encontraba en el domicilio paterno, llamó a su madre para alertarle de lo que estaba pasando. La niña fue trasladada al hospital con un cuadro de ansiedad.

El padre recurrió la primera sentencia condenatoria, dictada el pasado mes de diciembre, pero la Audiencia ha rechazado su recurso. Niega que estos hechos tuviesen "finalidad educativa" como alegaba el progenitor y asegura que se trata de un "supuesto de desproporcionalidad" al tratarse de una situación "hostil", con gritos y "totalmente ajena" a la conducta educativa. "El hecho de obligar a un hijo a comer más allá de lo razonable, hasta hartarse, claramente no es una conducta justificada ni justificable", concluye el tribunal.

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