París conmemora el genocidio ruandés, mientras Francia intenta pasar página

  • El Memorial de la Shoah de París inauguró hoy una exposición sobre el genocidio ruandés, cuando se cumplen dos décadas desde el fugaz exterminio de 800.000 personas en tres meses, que se centra en los mecanismos de la violencia colectiva y soslaya el debate sobre la responsabilidad de Francia en la masacre.

Javier Albisu

París, 11 abr.- El Memorial de la Shoah de París inauguró hoy una exposición sobre el genocidio ruandés, cuando se cumplen dos décadas desde el fugaz exterminio de 800.000 personas en tres meses, que se centra en los mecanismos de la violencia colectiva y soslaya el debate sobre la responsabilidad de Francia en la masacre.

El prestigioso historiador y comisario de la muestra, Stéphane Audoin-Rouzeau, explicó durante su presentación que voluntariamente se ha sorteado el "difícil contexto político-diplomático" para no desviarse "de lo esencial del genocidio".

El profesor se refería a las recientes y reiterativas denuncias del actual presidente de Ruanda, Paul Kagame, que acusa a Francia de haber desempeñado un "papel directo en la preparación del genocidio" a través del supuesto apoyo a sus aliados hutus en su cruzada contra sus vecinos tutsis.

Esas declaraciones, que se suman a una ristra de alegatos de Kagame que señalan a las autoridades francesas por ofrecer entrenamiento militar encubierto y refugio político a los mentores de las matanzas, han llevado a Francia a suspender oficialmente su participación en los actos de conmemoración del aniversario.

Francia, que en tiempos del presidente conservador Nicolas Sarkozy reconoció "graves errores políticos" pero no se disculpó por el comportamiento de sus uniformados, ha puesto punto final a esa revisión histórica.

"El honor de Francia y de sus ejércitos es el de haber reaccionado, antes que otros, al drama que se desarrollaba bajo la mirada de una comunidad internacional paralizada", declaró el ministro galo de Defensa, Jean-Yves Le Drian, la víspera de la inauguración de la exposición "Ruanda 1994. El genocidio de los tutsis".

Con todo ello, el Memorial, centro especializado en el análisis de los genocidios y asociado al Ministerio francés de Educación, ha inaugurado una impactante exposición sobre la locura colectiva que desembocó en la aniquilación de tutsis y hutus moderados a manos de la minoría hutu, entre abril y junio de 1994.

Impactante por el emplazamiento, un lugar dedicado a las víctimas judías de la Segunda Guerra Mundial que recibe al visitante con un "Muro de Nombres" del holocausto. Pero chocante también por algunos de los objetos reunidos para la exposición, que puede visitarse hasta el próximo 5 de octubre.

El recorrido comienza con una serie de rudimentarias herramientas agrícolas como hoces o machetes que sirvieron de armas de destrucción masiva durante el genocidio.

Se trata de piezas originales, expuestas delante de una pila de ropas de algunas de las víctimas y junto a una cartilla de ahorros, unas tazas, un peine y el zapato de un niño que pertenecieron a ruandeses que perdieron la vida.

Son elementos -explicó Marcel Kabanda, presidente de la asociación Ibuka, que representa a las víctimas del genocidio- que permiten "salir de la estadística" y evitar que las matanzas se conviertan en el "paréntesis sangriento" del relato histórico del conflicto. Objetos que intentan humanizar los números.

La exposición ha recopilado también testimonios de supervivientes y que participarán en un amplio ciclo de conferencias junto con historiadores, expertos y políticos, muestra mapas de dónde se cometieron esos asesinatos: escuelas, iglesias, hospitales y alcaldías.

Es parte del análisis de "la dimensión horizontal del genocidio", donde los asesinatos los cometían esencialmente civiles contra sus vecinos, a partir de un "dispositivo ideológico" y con "el beneplácito del aparato del Estado", explican los comisarios.

Es también la manera de dar voz a las víctimas, algunas llegadas expresamente desde Ruanda para ofrecer su testimonio en primera persona y en el corazón de París.

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