Patriarca latino ve el mensaje de la resurrección en la Primavera Árabe

  • El patriarca latino de Jerusalén, Fouad Twal, puso fin hoy a los actos públicos de la Semana Santa jerosolimitana con un mensaje de esperanza para que todos los pueblos de la región alcancen la "Resurrección", que dijo haber visto en la revueltas populares de la Primavera Árabe.

Jerusalén, 8 abr.- El patriarca latino de Jerusalén, Fouad Twal, puso fin hoy a los actos públicos de la Semana Santa jerosolimitana con un mensaje de esperanza para que todos los pueblos de la región alcancen la "Resurrección", que dijo haber visto en la revueltas populares de la Primavera Árabe.

Generalmente distanciado de los asuntos políticos, a diferencia de su más polémico predecesor Michel Sabah, Twal se refirió en su homilía a los "entusiastas jóvenes de los países árabes de alrededor, que se han sacudido de sus pies el polvo de una historia oscura, miserable y totalitaria".

"Esta es una nueva generación que busca una nueva vida de justicia, libertad y dignidad, que busca la resurrección y la reforma para su pueblo", aseguró.

La misa, una de las más emblemáticas de la Semana Santa, tuvo lugar junto al lugar en el que la tradición cristiana sitúa la tumba de Jesús, y a la misma hora -las 10.00 hora local, 08.00 GMT- a la que se cree que, hace 2.012 años, fue visitada por tres mujeres que la vieron vacía.

El patriarca recordó que de la misma forma que ellas fueron en busca del cuerpo de Jesús "hoy, son miles los que le buscan a él, su mensaje y su paz".

"Y sufrimos cuando no le encontramos ni en la política, ni en la economía ni en la familia. Y el temor nos invade ante este vacío, de la misma forma que inundó a las tres mujeres que vieron la tumba vacía", indicó.

La homilía, un poco más larga que las que pronunció en los oficios de los últimos días, no estuvo ausente de connotaciones políticas en las que aludió tanto al sufrimiento de los palestinos como a la situación en los países árabes vecinos.

"Los eventos que están ocurriendo en Medio Oriente amenazan nuestra región, a nuestro pueblo y a nuestros cristianos, y todo ello ensombrece el regocijo de esta Semana Santa", observó.

Sin hacer mención explícita a ningún país ni pueblo, ni poner nombre a político alguno, instó a "armarse de esperanza, coraje y alegría" para alcanzar "Su resurrección y Su victoria", un mensaje "particularmente cierto para los pueblos vecinos de la región que viven en el temor: temor de la incertidumbre, incluso de un futuro negro".

"Los políticos y la comunidad internacional están un poco menos preocupados por nuestra (falta de) libertad y nuestro destino. Los intereses personales se imponen a las buenas intenciones de aquellos que buscan alentar la paz y la justicia", abundó.

La procesión hasta la Piedra de la unción y la misa pontifical, en la que los creyentes confirman -entre gritos de aleluya- haber sido testigos de la resurrección, cierran las principales celebraciones de la Semana Santa en Jerusalén, por lo menos las que están abiertas a todo el público.

Mañana, más en privado, concluirán oficialmente en la aldea de Emaús, a diez kilómetros de Jerusalén, donde Jesús se apareció por primera vez a dos de sus discípulos y cenó con ellos.

Será una ceremonia reducida en la que participen sólo los miembros de las órdenes religiosas con representación en Tierra Santa, entre ellos los franciscanos, custodios desde hace 800 años.

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