"El patrimonio cultural puede estar en una iglesia o en la Fiesta del Orgullo Gay"

EUROPA PRESS

El director del Centro de Estudios del Románico de la Fundación Santa María La Real del Patrimonio Histórico, Juan Nuño, ha manifestado que "el patrimonio se crea, se destruye y se transforma" y puede considerarse "tanto una iglesia románica como la fiesta del Orgullo Gay de Madrid".

Así lo ha asegurado a los medios antes de su intervención en el monográfico 'Nuevos patrimonios. Representación virtual y ciudad', que se está celebrando en Santander dentro de los Cursos de Verano de la Universidad de Cantabria (UC)

A su juicio, "podemos crear patrimonio de la nada" porque lo importante es que un lugar o una comunidad se sienta identificada con "un icono determinado". De hecho, para Nuño, la fiesta del Orgullo Gay "es la identificación de una ciudad con la libertad y la tolerancia y, además, mueve a más de un millón de personas".

Se puede estar de acuerdo o no con ella y se puede discutir pero "¿qué manifestación cultural mueve eso?", se ha preguntado el coordinador general de la Enciclopedia del Románico en la Península Ibérica.

Su intervención en el seminario que se celebra estos días en la Facultad de Derecho de la UC y que está codirigido por Óscar Jesús Cosido, profesor de la UC, y José Luis Lalana, investigador de la Universidad de Valladolid, versó sobre dos asuntos concretos 'Nuevos patrimonios. Identidad, herencia e innovación' y 'Conservación y Divulgación del Patrimonio. Nuevos sistemas para nuevas demandas'.

De hecho, el licenciado en Arqueología e Historia Medieval por la Universidad de Valladolid se ha planteado sus ponencias como una reflexión para los 26 alumnos participantes.

"Lo monumental se considera patrimonio por excelencia pero últimamente están surgiendo otras manifestaciones que también se pueden considerar bienes para el disfrute de los sentidos como puede ser todo lo relacionado con las aguas termales o las bodegas", señaló.

"Hay elementos que son importantes para la identidad de una población o de un lugar y que se aprovechan en unos sitios más que en otros", añadió el experto en patrimonio, aludiendo a cómo la literatura y el cine, por ejemplo, están potenciando los recursos y el turismo en ciertos territorios.

"Sergio Leone rodó 'El bueno, el feo y el malo' en la provincia de Burgos que ahora ha visto el potencial turístico que puede extraerse de esta circunstancia y está recuperando los escenarios de esa película", apuntó el ponente.

No obstante, Nuño reconoció que estas cuestiones "no surgen por casualidad" sino que es una labor de "conocimiento, divulgación y promoción constante" y que, sobre todo, "es algo a largo plazo" que no debe quedarse en el elemento "que se quiere consagrar" sino que hay que buscar más alternativas alrededor.

En este sentido, puso como referente Atapuerca, "un compendio de varias cosas", añadió el autor de 'Arqueología de los siglos románicos en el ámbito de la actual provincia de Palencia'.

Y es que, para este experto, el patrimonio "son los elementos que se identifican con valores sociales y que son susceptibles de atraer a gente de fuera y convertirse en un recurso económico", definió, y enumeró desde el Fútbol Club Barcelona hasta la romería vikinga que se celebra en Galicia, San Fermín o la fiesta del vino de Haro.

"Al final es un valor bastante personal y puede tener un reconocimiento más amplio", subrayó el directivo de la Fundación Santa María la Real, y se refirió a cómo la batalla de Waterloo, el incendio de Santander o el refugio antiaéreo de la capital cántabra han convertido "patrimonios no deseados en patrimonios deseables".

En cualquier caso, "la implicación" de la sociedad es "fundamental" para convertir algunos elementos en iconos que "no necesariamente" tienen que ser muy antiguos, comentó Nuño. "La torre Eiffel de París o el Guggenheim de Bilbao son claros ejemplos de iconos que no tienen mucho tiempo y sin los que ya no sería posible entender esas ciudades", justificó.

Sin embargo, "no todo vale" en la búsqueda de recursos patrimoniales sino que hay que "analizar, organizar, poner en valor y divulgar" cada elemento porque, en opinión de este arqueólogo, hemos visto muchas veces que "se hacen centros de interpretación para que se inauguren rápidamente pero después no hay un mantenimiento porque esa rapidez de ejecución responde únicamente a necesidades de equilibrio político o social", concluyó Nuño.

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