En un comunicado, esta sociedad científica lamenta el fallecimiento del pediatra Mohammed Wasim Moaz, director del centro médico bombardeado el pasado miércoles, el único que quedaba ejerciendo en la zona, así como de otros profesionales sanitarios.
Y defienden la necesidad de garantizar la protección y asistencia a todos los niños que se ven envueltos en conflictos armados y, en este momento en particular, a la población infantil siria, cuyos derechos a ser protegidos están recogidos en el Artículo 22 de la Convención de los Derechos del Niño aprobado por la Asamblea General de la Naciones Unidas de 1989.
"Este tipo de situaciones hace más necesario, si cabe, garantizar una atención pediátrica adecuada para evitar mayores sufrimientos a la población civil. Y por tanto, es irrenunciable proteger también a los profesionales sanitarios que prestan servicio en áreas de conflicto y garantizar su seguridad", asegura la AEP.
Sobre todo, según añaden, porque actualmente los niños sirios se ven afectados por diferentes patologías como la poliomelitis, el sarampión, infecciones bacterianas, parasitarias como pediculosis, escabiosis y leishmaniasis, infecciones respiratorias, tuberculosos o desnutrición.
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