Peregrinos finalizan ritos del Hash, el más trágico en 25 años

  • Centenares de miles fieles musulmanes, rodeados por un dispositivo de seguridad reforzado, finalizaron este sábado el último ritual del gran peregrinaje a La Meca, dos días después de la peor tragedia que ha enlutado a este encuentro anual desde hace 25 años.

El saldo de la estampida de peregrinos musulmanes cerca de La Meca aumentó este sábado a 769 muertos.

El anterior balance de la tragedia, que ocurrió el jueves, era de 717 muertos y 863 heridos. Ahora alcanzó al menos a 769 muertos y 934 heridos.

Las autoridades sauditas, que han recibido un alud de críticas por la gestión del incidente, no han podido dar aún un conteo definitivo por nacionalidades, mientras que familiares protagonizan una desesperada búsqueda por hospitales y morgues para identificar a sus muertos o heridos.

"No hemos podido ni dormir ni comer desde la tragedia. Corremos a pie desde un hospital al otro", explica una mujer que busca noticias de su hermano, dado como desaparecido. "Hemos dejado su nombre y foto en los hospitales", añadió la peregrina.

Solamente 250 muertos en total serían de origen extranjero, según el conteo provisional.

Desde primeras horas de la mañana, grupos de hombres y mujeres se relevaron en Mina, cerca de La Meca, para cumplir con sus últimos ritos, como el lanzamiento de piedras a tres estelas que simbolizan el diablo según la tradición musulmana.

Las fuerzas de seguridad dirigieron a la muchedumbre. Fue en ese mismo lugar en Mina donde ocurrió la tragedia del jueves, un punto especialmente complicado del largo recorrido que tienen que hacer los peregrinos musulmanes. En el pasado se han producido numerosas tragedias en los accesos a ese lugar donde se erigen las estelas.

El comandante de las fuerzas de seguridad encargado del hach, el general Abdel Aziz al Suly, informó más temprano de la apertura de una investigación que "llevará su tiempo". Citado por la prensa local, añadió que "se someterá un informe detallado y completo al servidor de las dos mezquitas santas", el rey Salmán. No precisó cuándo.

Irán, que anunció la muerte de 136 de sus ciudadanos en la estampida, cuestionó a Arabia Saudita, su rival en la región, y reclamó participar en la investigación.

El vicepresidente primero iraní, Es Hagh Jahanguiri, estimó que "países como Irán, que han sufrido mucho, deben contar con representantes en la investigación". "No cabe duda de la mala gestión y falta de experiencia de los responsables" del hach, añadió.

Pero el gran muftí de Arabia Saudita, jeque Abdel Aziz al Sheij, replicó que la estampida estaba fuera de control humano.

"Usted no es responsable de lo ocurrido (...) No se le puede echar la culpa. La suerte y el destino son inevitables", dijo el viernes por la noche refiriéndose al príncipe heredero y ministro del Interior, Mohamed Ben Nayef, que también preside la comisión del hach.

Varios peregrinos atribuyen la avalancha humana al cierre de una carretera cerca del lugar de la lapidación y a la mala gestión del flujo de fieles por parte de las fuerzas de seguridad.

En Turquía, un dirigente del partido islamista conservador, en el poder, denunció "las negligencias" de los saudíes y propuso que su país organice el hach porque "los lugares santos del islam pertenecen a todos los musulmanes".

Pero Abdalá al Sheij, presidente del Majlis al Shura, o consejo consultivo formado por miembros designados por el gobierno saudí, respondió que los peregrinos deben respetar "las reglas y las disposiciones dictadas por las fuerzas de seguridad". "De este modo preservarán sus vidas, su seguridad y facilitarán el desarrollo de los rituales", añadió en una declaración publicada por la agencia oficial Spa.

"Espero que los organizadores sacarán conclusiones para el hach del próximo año", declaró Abdelmahmud Ibrahim, de 52 años, mientras se disponía a efectuar el ritual de la lapidación.

Este ritual, iniciado el jueves, en el primer día del Eid al Adha (Fiesta del sacrificio), está previsto que dure tres días, pero los fieles pueden concluirlo en dos.

Después de la lapidación, los peregrinos dan vueltas alrededor de la Kaaba, una construcción en forma de cubo en el centro de la Gran Mezquita hacia la que se orientan los musulmanes para rezar cinco veces al día. Luego se van de La Meca.

El hach es uno de los cinco pilares del islam que los fieles deben cumplir al menos una vez en la vida si disponen de medios para hacerlo. Casi dos millones de fieles, de los cuales 1,4 millones extranjeros, han realizado este año la peregrinación.

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