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La pesadilla de la 'okupación' tras el virus: "Todos los días hay una llamada"

Una vez acabado el confinamiento son muchos los ciudadanos que acuden a veranear a sus segundas residencias y se encuentran con que su llave de siempre ya no abre la cerradura.

Policía local de Málaga Policías de Marbella en un control durante pandemia del coronavirus (Foto de ARCHIVO) 8/4/2020
Una imagen de la Policía local de Marbella durante el confinamiento.
EUROPA PRESS

La okupación ilegal de las viviendas se ha convertido en uno de esos dramas que se están revelando una vez que ha terminado el estado de alarma. Durante esta semana de nueva normalidad, todos los días se ha conocido el testimonio de una persona que viajaba a su segunda residencia y no podía entrar porque... ya había gente viviendo dentro. Con el confinamiento, son muchas las casas que han estado vacías durante varias semanas porque sus dueños no se han podido desplazar y es ahora cuando se están encontrado con la sorpresa de que no puede ni abrir la puerta. Marbella es buen ejemplo de ello y todos los días sus agentes locales reciben alguna llamada relacionada con una 'okupación'. En el mismo centro, los vecinos se enfrentan a unos nuevos residentes que cada vez son más violentos y que son denunciados por generar numerosos conflictos con unos vecinos que, cansados de la situación, se han enfrentado a ellos en toda España, generando situaciones de tensión cada vez más insostenibles. 

Las últimas cifras oficiales de usurpación facilitadas por el Ministerio de Interior no detectan un aumento de 'okupación' respecto al mismo periodo del año anterior, 1.695 frente a los 1.149 denunciados en el periodo del 14 de marzo a 31 de mayo -sin datos de País Vasco y Cataluña-, pero es ahora cuando poco a poco empiezan los desplazamientos y cuando los avisos a los agentes empieza a dispararse. Durante las primeras 48 horas de 'okupación' todavía se puede expulsar a los nuevos 'inquilinos', pero una vez pasado ese tiempo se ha constituido morada y nada pueden hacer los auténticos dueños del inmueble excepto empezar la demanda de desahucio encontrándose a menudo con una inseguridad jurídica que no logran entender.

En el caso concreto de Marbella, Óscar Camacho, secretario general de CSLA, relata cómo estos días los agentes locales reciben avisos de los vecinos porque "algunas casas deshabitadas así como segundas residencias están siendo habitadas de forma ilegal". E ilegal también es su forma de vivir porque "suelen enganchar la luz al alumbrado público o a otro vecino de la urbanización". Incluso hay quien no toca nada y luego el dueño legítimo recibe una factura de agua y luz de 2.000 euros, como un caso en Alhauín que contaba una mujer en 'Espejo Público'. No queda ahí el daño sufrido, sino que se han llevado todos los muebles y electrodomésticos y han pasado a 'okupar' otra vivienda en la misma urbanización "donde tienen todas mis pertenencias".

Otro de los casos que se ha conocido esta semana es el de la doctora que tenía su casa vacía para estar más cerca del centro de salud de Reus en el que trabaja en primera línea contra el coronavirus y cuando se quiso dar cuenta ya le habían 'okupado' su vivienda. Pilar también relataba en el programa de Antena 3 que su inquilino nuevo incluso intentaba empadronarse. Es un perfil que se aleja de las familias que lo hacen por necesidad. En la ciudad andaluza, Camacho asegura a La Informacion que las personas que acaban entrando en una segunda vivienda suele ser porque han pagado a alguien a cambio de las llaves. Otros 'okupas' lo que buscan son viviendas propiedad de los bancos y cuyo desalojo se hace más complicado por todo el papeleo que deben afrontar las entidades desde que se produce el delito.

En Marbella "muchos de los 'okupas' no son de aquí, sino que acuden desde ciudades andaluzas  cercanas". Buscan pisos no muy grandes más que viviendas de lujo que suelen estar en urbanizaciones privadas con más seguridad. "Las 'okupadas' de lujo suelen estar más aisladas". Otra modalidad que se está detectando en esta localidad malagueña es el de las familias que deciden pasar una semana en los apartamentos vinculados a los hoteles y después de pagar una primera cantidad dejan de hacerlo hasta que son expulsados. 

Lo que relata Castellanos es un espejo de lo que sucede en otras muchas localidades andaluzas como Estepona o Mijas. Uno de los mayores quebraderos de cabeza para los vecinos del centro marbellí es ahora un grupo de okupas que se dedican por las noches a esparcir sus heces por los escaparates de las tiendas de alrededor e insultar a los vecinos cuando les recriminan algo. Uno de los identificados ya había sido expulsado de otra vivienda habitada a la fuerza.

Y eso fue lo que le pasó a una vecina de Espartinas quien grabó con su propio móvil el momento en el que se estaba manipulando la caja de registros de su vivienda. Tras nueve días "sin poder dormir" los vecinos la arroparon en todo momento plantando cara a los 'okupas', quienes al final han desistido y se han ido. En entrevistas al programa presentado por Susanna Griso aseguraban que estaban allí porque habían pagado 400 euros a una persona por las llaves y otros 400 al cambiar el termo. Su final 'feliz', entre comillas porque se ha encontrado la casa un tanto destrozada, no es el de otros muchos que sufren a okupantes que se conocen la ley, que están perfectamente asesorados y que son conocedores de los plazos que tienen por delante para seguir viviendo en una casa que no es suya. 

Son las denominadas mafias de la 'okupación' que van buscando viviendas vacías, rompen la cerradura y las 'ponen en el mercado'. En Galicia hace una semana la noticia saltó cuando lo usurpado era una vivienda de lujo de 800.000 euros en una de las zonas más exclusivas de A Coruña. Ni el descuido que permitió a los vigilantes cambiar la cerradura les echó de la casa. Cerca hay otra vivienda 'okupada' a la que se le intentó cortar el agua pero alegaron que en la casa había menores. Estas situaciones cada vez más alimenta el cansancio de los vecinos además del dueño de las propiedades y en alguna ocasión se les ha visto intentar echarlos a pedradas, como ya ha sucedido en Premiá. Tomarse la justicia por su mano nunca es la mejor opción, avisan los expertos. 

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