Piden 111 años para un hombre que abusó de siete menores de su congregación

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Un hombre se enfrenta a una pena de 111 años de prisión por abusar sexualmente de siete menores que pertenecían a su misma congregación religiosa de Sagunt (Valencia) entre 2009 y 2016. Los niños tenían entre 8 y 14 años en el momento de los hechos y uno de ellos sufría autismo.

El hombre se ha sentado este lunes en el banquillo de los acusados de la Audiencia de Valencia por cuatro delitos de agresión sexual -tres de ellos de carácter continuado- y siete delitos de abusos -tres continuados-. Ha negado cualquier tipo de abuso y ha asegurado que las víctimas eran sus "colegas" y "amigos", pese a la diferencia de edad.

La fiscal ha descrito al acusado como la persona que se presentaba ante los padres de los niños de su congregación como educador y se ofrecía a ayudar a los menores en sus estudios o a orientarles si tenían algún problema.

Los supuestos abusos y agresiones a las víctimas, según el ministerio público, tuvieron lugar tanto en la vivienda del acusado, en una localidad de Valencia, como en la casa de unos familiares suyos de Andalucía, o durante acampadas, viajes y encuentros religiosos en otras comunidades autónomas.

El acusado ha negado estos extremos. Ha explicado que su función en la congregación no era de educador, sino que era "una función normal, como cualquier otra persona", y ha insistido en que la relación con los niños era de "colegas, de amigos", a los que le gustaba ayudar. Ha negado besos y abrazos y ha puntualizado: "Algunos niños, cuando me veían, me daban un abrazo, pero yo no les tocaba".

En esta línea, ha aseverado que "en ocasiones" daba clases a algunos menores pero porque se lo pedían los padres, no porque él se ofreciera. Las mismas solía darlas en casa de los niños, o bien en el comedor o bien en la habitación. Ha dicho que a veces cerraba la puerta "porque los ruidos molestaban" pero no porque aprovechase para abusar de los menores.

También ha explicado que acompañaba a algunos niños a la piscina. En concreto, preguntado por uno de ellos que sufre autismo, ha manifestado que lo llevó porque se lo pidió su abuela. "La abuela me pidió que lo llevara a la piscina y le echara una mano", ha aseverado.

En esta ocasión, la Fiscalía describe un episodio de tocamiento pero él lo niega: "No toqué a nadie. Eso no ha sucedido", ha subrayado, al tiempo que ha aseverado que ha ido muchas veces a casa de la abuela con los menores y ha indicado que el padre de los mismos le llegó a mandar un mensaje para darle saludos de parte de los niños.

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