Policía mexicano salva la vida gracias a que su placa detuvo disparo

  • Un policía de Ciudad de México salvó anoche su vida gracias a que en la placa que portaba en el pecho quedó alojada una bala que le disparó un ladrón, informó hoy la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF).

México, 7 abr.- Un policía de Ciudad de México salvó anoche su vida gracias a que en la placa que portaba en el pecho quedó alojada una bala que le disparó un ladrón, informó hoy la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF).

Poco después de las 23.00 horas de ayer (4.00 GMT de hoy) el agente Juan Daniel Ruiz Coy, de 39 años y que cubría las procesiones que con motivo del Viernes Santo se celebraban en el barrio de Iztapalapa, "recibió un impacto de bala en el pecho pero la ojiva impactó su placa, lo que le salvó la vida".

El agente realizaba labores de vigilancia en el distrito de Tezonco, en el sudeste de Ciudad de México, cuando un ciudadano le avisó de que había sufrido un robo.

El policía localizó a un grupo de presuntos ladrones que, al verle, huyeron en direcciones distintas y se dio a capturar a uno de ellos, a quien persiguió hasta la calle Ozuna.

Fue allí donde el presunto asaltante "volteó hacia la patrulla que lo seguía y disparó por lo menos en siete ocasiones", seis de las cuales dieron en el automóvil.

"El policía Ruiz Coy, quien portaba su chaleco antibalas, recibió un disparo que ingresó por un costado, a la altura de su hombro izquierdo, arrancó un escudo y alojó la ojiva en el broche de la placa que portaba en el pecho, lo que evitó que la bala penetrara a su corazón o pulmones", detalló la secretaría.

El agresor forzó la puerta de una vivienda y logró escapar por las azoteas de la zona mientras el policía era trasladado para recibir atención médica.

Fue entonces, en instalaciones del hospital Mocel, donde los médicos acreditaron que el policía tenía "un impacto de bala en el pecho pero sin penetración" debido a que "la bala fue detenida por placa del elemento policíaco".

En las celebraciones de la Semana Santa en Iztapalapa, en el sudeste de Ciudad de México, participaron ayer cientos de miles de fieles que abarrotaron un año más las calles para ver de cerca uno de los mayores Vía Crucis vivientes del mundo que se celebra de forma ininterrumpida desde 1843.

La fiesta católica transcurrió sin incidentes ni altercados de consideración aunque hubo que atender a 171 personas con lesiones menores.

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