Muerte en el Bidasoa 

Presión migratoria en Irún: "España les deja pasar y Francia cierra la frontera"

Más de 4.000 subsaharianos, procedentes en su mayoría de de Canarias, han pasado por la ciudad fronteriza rumbo a Francia en lo que va de año. Tres de ellos se han ahogado en el río Bidasoa.

Presión migratoria en Irún: "España les deja pasar y Francia blinda la frontera"
Presión migratoria en Irún: "España les deja pasar y Francia blinda la frontera"
EFE

"La policía española les deja pasar y la francesa no les deja entrar... Ahí se produce el drama humanitario". Kotte Ecenarro es alcalde de Hendaya (Francia), localidad fronteriza y gemela de Irún al otro lado de la frontera y del río Bidasoa que separa España de Francia. Y, ante el blindaje de las fronteras por parte de Emmanuel Macron, los inmigrantes subsaharianos se lanzan al río Bidasoa para cruzar a nado... Y algunos mueren. Ya van tres este año. El último fue Abdoulaye Koulibaly, un joven de 18 años de Guinea Conakry quien hace cuatro años comenzó un viaje de 5.000 kilómetros que le llevó hasta Canarias, a donde llegó en patera.

De ahí a la Península. La Cruz Roja, dada su condición de vulnerabilidad por su corta edad, solicitó su traslado y el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones lo aceptó. Así, viajó hasta Granollers (Barcelona) el 29 de julio, pero el día 5 de agosto, sin previo aviso, se fue del albergue de la Cruz Roja en la ciudad catalana y partió hacia Irún, con la intención de continuar hasta Francia y llegar a Nantes, donde reside un tío suyo. Tras tres días en Irún trató de cruzar el río Bidasoa que separa España de Francia pero no llegó a la otra orilla. No sabía nadar. Se ahogó. "Han cruzado el Atlántico en patera y ven el Bidasoa, con Francia, su destino, a solo 30 metros y se lanzan al agua sin ser conscientes de los peligros que acarrea", explican desde la Red de Apoyo a Migrantes de Irún.

Es la historia de uno de los ‘espaldas mojadas’ del Bidasoa, que emulan a los migrantes centroamericanos que también tratan de cruzar el río Grande, entre México y Estados Unidos. Así, la presión migratoria sobre Irún es constante desde hace tres años y en ocasiones, como en este caso, acaba en tragedia. De los 23.000 migrantes que llegaron en 2020 a Canarias, 3.500 el año pasado y 4.100 en lo que llevamos de 2021 han pasado por Irún y los recursos de acogida del Gobierno vasco, el Ayuntamiento y la Cruz Roja en la ciudad fronteriza, aunque "solo son los que han usado los recursos oficiales, pero llegan muchos más". Todos ellos iban rumbo a Francia. Ya no están en Irún en donde los recursos oficiales solo les permiten pernoctar tres noches. La red de apoyo de Irún comenta que está atendiendo cada día a "entre 20 y 30 personas". Es un goteo continuo. El presidente francés, Emmanuel Macron, decidió hace meses blindar la frontera por la Covid y la alerta terrorista. En Irún, el espacio Schenghen "no existe”, denuncian desde la ONG irunesa. Incluso, desde el Gobierno vasco o la propia policía española se denuncian las devoluciones “en caliente” que lleva a cabo la Gendarmerie.

“Creíamos que la frontera había desaparecido, pero se ha visto que para algunos colectivos ha revivido. Y esto, en un proyecto europeo y de convivencia de Irún, Hondarribia y Hendaya en un mismo espacio, es un paso atrás. El río siempre había sido un espacio de encuentro y ahora lo es de muerte”, dice el alcalde de Irún, José Antonio Santano (PSE). Pese al blinbdaje de las fronteras que aplica Francia y al peligro del Bidasoa, Irún se ha convertido en un paso fronterizo con 'buena fama’ entre los migrantes subsaharianos por el trato y ayuda que les proporciona el pueblo de Irún y su Ayuntamiento. “Aquí les podemos atender, en colaboración con Cruz Roja, un máximo de tres días, pero no hay que olvidar que su destino es Francia. Irún solo es una estación de paso”. Una estación de paso que acoge a “unas quince personas cada día”, dice el alcalde, “y en verano más”.

En este sentido, tras el último fallecimiento, el Ayuntamiento de Irún ha denunciado, a través de una declaración institucional aprobada por todos los grupos políticos (PSE, PNV, Podemos, EH Bildu y PP), la falta de políticas migratorias europeas para evitar el “drama humano” que termina provocando “situaciones desesperadas que llevan a personas a jugarse la vida y, lamentablemente, a perderla”.

Los alcaldes fronterizos, de uno y otro lado (Hondarribía, Irún y Hendaya), apelan directamente a las autoridades españolas y galas, también a la UE, para que adopten "soluciones urgentes" ante el drama de la migración. El alcalde de Hendaya afirma incluso que entiende a los migrantes y que él, en su situación, "haría lo mismo”. Pero las localidades de la zona empiezan a estar desbordadas y sus recursos de acogida se quedan pequeños. El edil francés cuenta cómo se ha corrido el rumor entre los migrantes de que en Francia hay “vivienda y paga gratis para todos en cuanto se llega”, lo que es falso, y “nosotros en la ciudad, tenemos desde hace dos años, 800 peticiones de vivienda por parte de migrantes, que no podemos atender”. Hendaya cuenta con 16.000 habitantes. Pero ambos insisten en que ellos sólo pueden poner parches por que la solución es de “España, Francia y de toda la Unión Europea”.

Además, ante la presión migratoria, en la zona han empezado a detectar también la presencia de mafias que “esquilman” a los migrantes y les prometen que les pasarán a Francia cuando en realidad les dejan en el puente internacional, a este lado de la frontera, o a orillas del Bidasoa y ahí, los migrantes “se dan de bruces contra los gendarmes y contra el río”. La valla de Ceuta y Melilla se ha 'trasladado' 1.300 kilómetros al norte, al río Bidasoa. Y allí, a los migrantes subsaharianos: España les deja pasar y Francia no les permite entrar.

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